De los siete gladiadores que representaron a Cuba en la cita croata, solo la librista Milaimis Marín (76 kg) logró subir al podio
El recién concluido Campeonato Mundial de Luchas de Zagreb dejó inciertas sensaciones para la delegación cubana, marcada por un retroceso general, en comparación con ediciones anteriores, pero también por el brillo individual de algunas muchachas que prometen un futuro esperanzador.
De los siete gladiadores que representaron a Cuba en la cita croata, solo la librista Milaimis Marín (76 kg), medallista de bronce olímpico en París, logró subir al podio, repitiendo su metal bronceado. Si bien es un resultado meritorio, queda lejos de las expectativas generadas tras el éxito en Belgrado 2023, cuando Cuba conquistó dos títulos mundiales y un bronce, con Gabriel Rosillo y Luis Orta como campeones.
El balance final en Zagreb pone a la lucha cubana en una situación de análisis crítico en el ciclo olímpico que comienza. Hablamos de una disciplina que desde 1992 no ha dejado de ser medallista olímpica.
El contraste con ediciones previas podría tener su origen en la falta de un relevo generacional sólido, el éxodo de talentos hacia otras latitudes y también en el crecimiento exponencial de este deporte en naciones como Türkiye e Irán, y la estabilidad de rusos y estadounidenses.
Sin embargo, en medio de este panorama sombrío, destaca el crecimiento del talento femenino. Yaynelis Sanz alcanzó un importante quinto lugar y otras jóvenes promesas se mostraron competitivas ante rivales de gran nivel.