Cincuenta y ocho años de existencia no caben en una simple enumeración de fechas. El periódico Guerrillero nació aquel seis de julio de 1967 con la vocación de ser testigo fiel de Pinar del Río y su gente. Desde entonces, ha narrado victorias colectivas, momentos de incertidumbre y jornadas que marcaron la memoria de toda una provincia que no se rinde.
Hoy, el escenario de la prensa resulta más complejo que nunca. La redacción, que en otros tiempos bullía con numerosos reporteros, fotógrafos y diseñadores, funciona ahora con un equipo reducido que asume más responsabilidades de las que caben en una jornada. La escasez de personal, bajo la dirección de Ernesto Osorio Roque y Daima Cardoso, no ha apagado el empeño de quienes sostienen cada edición con pasión y disciplina. Cada día, un periodista cubre varias fuentes, redacta para la versión impresa y la digital, apoya con la producción audiovisual para garantizar la multimedialidad, mientras otros colegas se encargan de diseñar, actualizar la web y alimentar las redes sociales…
Al lado de quienes escriben, también está el personal imprescindible que rara vez ocupa titulares: el departamento de Administración, el administrador que da el paso al frente ante cada tarea; la secretaria que organiza documentos y llamadas; la recepcionista que recibe con una sonrisa; la compañera que limpia, hace el café y mantiene el orden, y el chofer que, contra reloj, traslada al personal y sirve en ocasiones hasta de fotógrafo. Cada uno, desde su función, aporta el sostén diario de este periódico que no descansa.
Publicar en tiempo real exige creatividad, capacidad de adaptación y nervios templados, sobre todo, cuando falla el servicio eléctrico o las condiciones laborales se tornan más adversas; sin embargo, encuentran en la voluntad colectiva su fuerza mayor.
Cada reportaje, entrevista o nota informativa refleja un compromiso que trasciende lo individual. Nadie permanece allí por costumbre: todos comprenden que la prensa local es un pilar de la memoria colectiva y un puente indispensable con la comunidad.
Las audiencias, cada vez más exigentes y críticas, también plantean nuevos retos. La inmediatez de internet y las dinámicas vertiginosas de las redes sociales obligan a repensar los modos de contar, a dotar de contexto cada dato, a explicar con transparencia los hechos y a sostener la credibilidad que no se construye solo con titulares atractivos, sino con rigor, cercanía y respeto por la verdad.
En cada jornada este medio confirma que el periodismo no es un trabajo cómodo, es, más bien, un compromiso con la realidad, un ejercicio de entrega constante, aun cuando la presión se multiplica. A pesar de todo, mantienen encendida la llama de la información, convencidos de que un periódico es mucho más que papel o enlaces en la web: es un espacio en el que la provincia se reconoce, se informa y se siente acompañada.
En este aniversario 58 no hay celebración ingenua. Lo que hay es gratitud por quienes sostuvieron el proyecto en las épocas más duras, y la certeza de que seguir contando la vida de Pinar del Río es un deber irrenunciable.