Las descargas eléctricas o fulguraciones son la primera causa de muerte por fenómenos naturales en Cuba
Más de una vida ha perdido esta Isla en los últimos meses a causa del impacto de rayos. En varias provincias del país, incluyendo Pinar del Río, se han reportado accidentes fatales que han dejado a familias rotas, sobre todo, por la partida tan prematura y repentina de sus seres queridos.
Y aunque pueda parecer casual, más de 50 personas mueren cada año en Cuba por esta causa, según estadísticas del Ministerio de Salud Pública. Solo entre 1987 y 2017 ocurrieron en el archipiélago 1 742 fallecimientos, una cifra muy superior al saldo provocado por inundaciones o huracanes.
Las provincias más perjudicadas durante esos años fueron Granma (249 víctimas), Holguín (186), Camagüey (161) y Santiago de Cuba (147). En una investigación realizada por especialistas del Instituto de Meteorología, los meses de mayor riesgo fueron julio (376 muertes), agosto (363) y junio (361), coincidiendo con la temporada de mayor actividad eléctrica.
LO DICE LA CIENCIA
En la actualidad resulta muy fácil saber qué es una tormenta eléctrica, cómo se origina y qué consecuencias puede traer, no solo para la salud de las personas, sino para la sociedad, la economía y la naturaleza.
Bastaría con indagar un poco en internet para nutrirse del tema; sin embargo, muchas veces se subestiman estos fenómenos y no se tienen en cuenta los peligros a los que estamos expuestos.
Por lo general, “las tormentas eléctricas se originan por el desarrollo de cumulonimbos, nubes densas y verticales que alcanzan grandes alturas. Su formación requiere de ciertas condiciones como aire cálido y húmedo en superficie e inestabilidad atmosférica y un mecanismo de levantamiento como un frente frío o el calentamiento solar.
“Cuando el aire húmedo se eleva, se enfría, y el vapor de agua se condensa, se forman gotas y cristales de hielo. Dentro de la nube, las corrientes ascendentes y descendentes generan colisiones entre partículas, creando cargas eléctricas. Eventualmente, esta separación de cargas (positivas en la parte superior y negativas en la base) desencadena rayos”, así lo explica el meteorólogo Frank Fernández Castañeda, en un artículo publicado en el periódico Invasor de Ciego de Ávila.
Pero también existen las llamadas tormentas secas, esas en las que a veces no entendemos cómo un relámpago puede sorprendernos en pleno sol, sin apenas caer una gota de lluvia. ¿A qué se debe?
La Organización Meteorológica Mundial define una tormenta como una o más descargas repentinas de electricidad que se manifiestan con un destello de luz (rayo) y con un ruido seco o estruendo sordo (trueno). Cuando la lluvia se evapora antes de llegar al suelo, es entonces cuando vemos este fenómeno del rayo seco.
Algunas investigaciones realizadas por esa organización refieren que para que ocurra, el acumulado de lluvia debe ser de menos de 2.5 milímetros. Además, se combinan varios factores como la inestabilidad en la atmósfera, un ambiente seco debajo de la base de la nube y hasta la superficie del terreno, unido a las altas temperaturas de este.
Explica Fernández Castañeda que las descargas eléctricas suelen ocurrir con mayor frecuencia durante las tardes y noches de verano, cuando el calor y la humedad generan fuertes corrientes ascendentes de aire que desencadenan tormentas.
“Sin embargo, en zonas costeras o montañosas, los rayos pueden presentarse en cualquier época del año debido a patrones climáticos locales”, apunta.
Según declaraciones a la prensa de la máster en Ciencias Lourdes Álvarez Escudero, investigadora titular del Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología, la frecuencia de fulguraciones en Cuba se estima a partir de la información de la actividad eléctrica recopilada por la Red Nacional de Estaciones Meteorológicas y el análisis de series largas de datos.
Hasta 2022, el mayor porcentaje de observaciones de tormentas ocurría de manera más acentuada entre los meses de mayo y septiembre, en el horario vespertino, desde la una a las siete de la tarde.
Apuntaba la doctora que estos fenómenos resultaron más frecuentes al sur de Pinar del Río, en particular en San Juan y Martínez; en el centro de Matanzas y en Mayabeque; en el centro-sur de Ciego de Ávila, y en zonas montañosas de Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.
En 2018, el académico cubano Manuel A. Iturralde Vinent llevó a cabo una investigación sobre el peligro de las descargas eléctricas. En ella exponía que los rayos que se producen entre el suelo y las nubes son, además de provocar la muerte a las personas, causantes de incendios, daños a instalaciones de comunicación y del tendido eléctrico.
Durante el estudio, detallaba que una descarga puede alcanzar una temperatura de 28 000 grados centígrados, con un potencial eléctrico de más de 100 millones de voltios y una intensidad de 20 000 amperes. En el punto de contacto con la tierra puede afectar un área de 20 metros de diámetro, lo que significa que el impacto puede causar graves daños si se está a menos de 10 metros de distancia.
Es cierto que es muy difícil predecir cuándo o dónde va a impactar un rayo, de ahí que sea fundamental ponerse a buen resguardo ante una tormenta o una descarga eléctrica.
Mientras que la luz del rayo viaja casi instantáneamente a una velocidad aproximada de 300 000 kilómetros por segundo, el sonido del trueno se propaga mucho más lento, alrededor de 340 metros por segundo, lo que explica por qué primero se ve el relámpago y luego se escucha el estruendo.
Aunque existen muchas maneras de protegerse, el Instituto de Geofísica y Astronomía, al igual que muchos organismos internacionales, recomiendan tener en cuenta la reconocida regla 30-30, la cual explica que, tras un relámpago, deben contarse los segundos hasta escuchar el trueno, si pasan 30 segundos o menos es necesario buscar un lugar seguro, pues implica que el rayo se encuentra a poco más de 10 kilómetros de distancia, y aunque esta parezca grande, no es recomendable estar a la intemperie. Se aconseja salir solo pasados 30 minutos del último estruendo.
La mayoría de los accidentes ocurridos en los últimos días se ha producido en espacios al aire libre, y las víctimas, por lo general, han sido personas jóvenes. La etapa estival es más propicia a que ocurran eventos de este tipo, por lo que no hay nada de exagerado en extremar las medidas de protección, mucho más en los niños y adolescentes.
Algunos subestiman la magnitud de estos fenómenos, y aunque tampoco es recommendable temerles en demasía, es importante ser prudentes y cautelosos. No contribuyamos a que la casualidad nos arrebate la vida.
Cómo protegerte de las descargas eléctricas
-Evita colocarte debajo de árboles, postes o tendido eléctrico
-No practiques deportes en terrenos abiertos ni montes a caballo
-Aléjate de torres de electricidad, cercas metálicas, alambres y vallas
-No camines ni corras con ropa mojada
-Si formas parte de un grupo situado en un área descampada, sepárate, ponte de cuclillas e inclina la cabeza sobre las rodillas con los oídos tapados
-Si estás en un vehículo, permanece en él con puertas y ventanillas cerradas: al ser de goma las ruedas, las descargas circulan por el exterior del metal y dejan en el interior un campo eléctrico nulo (Jaula de Faraday)
-Evita el contacto con el agua, sobre todo, bañarte en el mar, ríos, piscinas y embalses
-No uses teléfonos con cable ni equipos electrónicos
-Evita el contacto directo con pisos y paredes de concreto
-Aléjate de puertas, ventanas, balcones, tuberías o grifos