Hace alrededor de un año Guerrillero reflejaba en sus páginas los preparativos para implementar un proyecto que, en tres municipios de la provincia Pinar del Río, no solo favorecería la capacidad de respuesta y la toma de decisiones ante desastres, sino que impulsaría el desarrollo agrícola desde la comunidad.
Cuenca Resiliente propone un Sistema de Alerta Temprana (SAT), multirriesgo e inclusivo en las cercanías del río Cuyaguateje, abarca a los municipios de Guane, Sandino y Minas de Matahambre y trabaja de manera coordinada entre actores estatales, no estatales y la población.
Así explicaba en aquel reportaje Ivonne Osmaydi Mitjans Ramos, directora del Centro de Gestión para la Reducción de Riesgos de Desastres (CGRR) en Vueltabajo, a la vez que añadía las posibilidades de beneficiar a mujeres campesinas, personas en situación de discapacidad y algunas cooperativas.
INCLUSIVO, RESILIENTE, EFICAZ
El proyecto es hoy una realidad. Gracias al respaldo del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil y el financiamiento externo de la Unión Europea y las ONG Care International y Humanity & Inclusion se avanza en la instalación de tres estaciones meteorológicas automáticas en el territorio, mientras que mujeres campesinas y varias asociaciones se han beneficiado con recursos para humanizar el trabajo.
“Uno de los aspectos más importantes de Cuenca Resiliente es la instalación de las estaciones, porque nos da la posibilidad de obtener una información más rápida y exacta de la situación del río, pero también evitamos arriesgar la vida de las personas”, explica Yuniesky Acanda Hernández, jefe del CGRR en Guane y coordinador del proyecto Cuenca Resiliente en el territorio.
“Por ejemplo, para poder medir el río en la zona de La Güira debíamos tener un hombre allí en la estación, pero cuando las comunicaciones se interrumpen hay que mandar a alguien bajo condiciones del tiempo deterioradas, poniendo en peligro su vida, de esa información depende la decisión de las autoridades para evacuar a los pobladores.
“Ya en ese lugar está funcionando una estación hidrométrica y una meteorológica que nos da los indicadores de humedad relativa, velocidad y dirección del viento, lluvia caída y la altura del río. Esos parámetros los podemos revisar cada cinco minutos en el celular, porque funciona de manera automática y satelital”.
Añade Acanda Hernández que las dos estaciones restantes deben instalarse próximamente, lo que permitirá un trabajo más exacto y con mayor tiempo de antelación para tomar cualquier decisión.
“Uno de los intereses del proyecto es que tanto los decisores como la población en general aprendamos a trabajar con las personas en situación de discapacidad ante una situación de desastres.
“Por lo general, cuando hay un evento meteorológico se llega a una comunidad y se carga a esa persona en una silla o en lo que se encuentre, cruzas con el río al cuello y lo que puede parecer una heroicidad, pero para ellos puede ser un trauma, porque tal vez no se sintieron seguros en ningún momento.
“Eso lleva una metodología, una preparación. Es por eso que de conjunto con la Cruz Roja se imparten talleres y capacitaciones para diferentes actores de la población, pues mañana cualquiera de nosotros puede estar en una situación en la que tengamos que auxiliar a una persona con discapacidad”, apunta Acanda Hernández.
También como parte del proyecto se han beneficiado las tres asociaciones del territorio que agrupan los agrupan: Ansoc, Aclifim y Anci, con computadoras e impresoras que le permiten agilizar y optimizar su trabajo.
“Asimismo se prevé mejorar los centros de evacuación y adecuarlos a las personas con discapacidad. Para ello se comprarán tazas de baño para ellos y un grupo de medios como bastones, sillones de ruedas y aparatos auditivos”, refiere el coordinador.
La inclusividad de Cuenca Resiliente va más allá. Además de mejorar la capacidad de respuesta de las comunidades aledañas a la cuenca del Cuyaguateje favorece a la mujer trabajadora e incentiva el desarrollo agrícola del territorio.
“Cuatro mujeres campesinas, propietarias de tierra en Guane han sido beneficiadas con el proyecto, pues recibieron un grupo de recursos para ayudarlas a producir la tierra. O sea, nos da la oportunidad de valorar mucho más el papel de la mujer cubana.
“Tres de ellas recibieron sistemas de riego con todos los implementos para el desarrollo agrícola de los cultivos varios, además de implementos. A otra de las productoras se le entregó una minindustria para impulsar su producción de queso, además de mesas de acero inoxidable, la pintura epóxica para el piso, en fin, recursos enfocados a contribuir a la alimentación de la población”, afirma Acanda Hernández.
20 AÑOS “SACANDO CANDELA”
Clarilda Reloba Lazo es nacida y criada en Punta de la Sierra. Desde hace 20 años se dedica a hacer queso artesanal con la leche que produce su ganado. Pero a las más de cinco caballerías que dedica a ese renglón tiene otra finca en la que siembra tabaco, arroz, frijoles y viandas.
Perteneciente a la CCS Rafael Ferro, su aporte de alimentos tienen destino fijo. “Para donde haga falta”-dice-. Lo mismo para las ferias del municipio, que los mercados o los hospitales y centros educativos.
“Aquí no paramos nunca, la familia entera se suma al trabajo porque hay que ‘sacar candela’”, agrega.
Gracias a Cuenca Resiliente ahora Clarilda está en mejores condiciones de fabricar su queso, el cual tiene contratado con el Combinado Lácteo de Sandino. “Pero ya estamos haciendo las gestiones con el Gobierno para poder comercializarlo en el municipio”, subraya.
Hasta 100 kilos de queso ha entregado a la industria y aunque con la reciente sequía la producción de leche ha disminuido, asegura que en cuanto empiecen las lluvias los rendimientos van a ser mayores. “De enero a enero, haya ciclón o no, esto se hace diario”.
El proyecto también le facilitó una bomba de agua y las cuatro gomas para su tractor, que no solo la ha ayudado a agilizar la cosecha de arroz y frijoles, sino que le permite moverse más rápido en caso de que exista un evento meteorológico, pues es ella una de esas personas que bajo situación de desastre se encargaba de ir a medir el río.
“Yo he abusado mucho de mi cuerpo. Antes cuando venía pienso y abono para las vacas no esperaba por mi esposo, lo descargaba yo misma. Por eso y por los años que trabajé cerca del cloro en el pozo de Acueducto, hoy padezco de osteoporosis y tengo problemas en una de mis rodillas”.
Pero eso no es impedimento para que Clarilda lleve su labor como campesina a la par de las tareas como representante de la Defensa Civil en Punta de la Sierra. “Bajo agua, viento, lo que sea, cuando el municipio pedía los partes había que salir cada 10 minutos. Hace más de 20 años que hago eso”.
Con la instalación de las estaciones automáticas Clarilda no tendrá que arriesgar más su vida, pero ante cualquier evento meteorológico siempre sale a recorrer la comunidad para ayudar e informar al Puesto de Mando en lo que necesiten.
Cuenca Resiliente no solo se afianza como garantía de la seguridad de los pobladores, sino que incentiva el desarrollo agrícola y el valor, sin distinción, de cada ser humano.