Vamos a seguir con el pueblo cubano hasta que el bloqueo criminal de Estados Unidos sea levantado, aseguró hoy Vinicio Molina, integrante de la brigada de solidaridad con Cuba «Cruz del Sur».
Cada año australianos y neozelandeses venimos con la idea de conocer más a fondo el impacto de esa política, y eso solo se puede entender cuando se visita la Isla, explicó a la Agencia Cubana de Noticias.
Los grandes medios de comunicación nos cuentan que el bloqueo no existe; pero cuánto más pudiera hacer este país si no estuviera bloqueado, refirió el también presidente del Partido Comunista de Australia y miembro del Sindicato de la Construcción.
Y ese es el temor del vecino del norte, que no quiere que Cuba sea un «mal» ejemplo de que un mundo diferente es posible y necesario, aseveró quien ha llegado a la mayor de las Antillas una decena de veces, en la primera ocasión en el año 1997.
Australia es del primer mundo, pero no le da valor a las personas ni les satisface sus necesidades. Hay familias que viven en las calles y no existe acceso gratuito a la educación y la salud; y esas son cosas que con menos recursos aquí son capaces de proveer a la gente, destacó.
Hemos protestado frente al consulado estadounidense; participamos en acciones globales contra el bloqueo, entre ellas Puentes de Amor; y recaudamos dinero para respaldar proyectos como una pequeña forma de romper el bloqueo, apuntó Elizabeth Hulm, integrante de la sociedad de amistad con Cuba.
Esta es mi sexta visita y cada vez veo cambios positivos; y aunque sé que están pasando por tiempos difíciles siempre percibo a las personas contentas y trabajando juntas, dijo.
La Revolución Cubana es muy valiosa y por la que hay que pelear siempre, insistió.
Hasta el 23 de enero los 13 brigadistas desarrollarán un amplio programa, previsto en Matanzas, Pinar del Río y La Habana; en ocasión de los 40 años de visitas a la Isla.
En la provincia más occidental participaron esta mañana en un trabajo productivo en un organopónico y durante la tarde intercambiaron con personas con síndrome de Down, miembros del proyecto Con amor y esperanza.
Allí conocieron de los talleres que se realizan como parte de esa iniciativa nacida en 2002 por un grupo de padres, para contribuir a elevar la calidad de vida de sus hijos mediante el desarrollo de habilidades artísticas y sociales.
Entre ellos, el taller de grabado, que marcó los comienzos del proyecto.
