Solo cinco entidades en el mundo desarrollan este tipo de sistema de navegación aérea, por lo que el cubano demuestra ser una prueba eficiente de soberanía tecnológica
El sistema cubano cumple con las normas establecidas por la Organización de Aviación Civil Internacional. Foto: Ricardo López Hevia
La aeronáutica cubana consolida su soberanía tecnológica sobre un sector estratégico, gracias a la plena puesta en marcha del Sistema Automatizado de Control de Tránsito Aéreo (Radcon-M).
Este sistema, concebido y desarrollado en su totalidad por especialistas de la Empresa Cubana de Navegación Aérea, no es solo una herramienta tecnológica avanzada, sino una muestra de despliegue tecnológico en áreas críticas para la seguridad y la economía del país.
Jenny Martínez Delgado, especialista principal de gestión de proyecto del Laboratorio de Investigación de Tecnología Aeronáutica (lita), comentó a Granma que Radcon-M asumió la responsabilidad exclusiva de la navegación aérea en el Centro de Control de Tránsito Aéreo (ATC), desde febrero de 2023.
Luego de un rigoroso periodo de prueba en la sala del ATC, pasó a convertirse en el programa empleado por los controladores para monitorear, auxiliar y guiar en la responsabilidad de manejar correctamente el espacio aéreo que controla Cuba.
INICIOS DE UNA PROEZA
El despunte del turismo en la región y el consiguiente incremento de vuelos y sobrevuelos en el espacio aéreo cubano demandaron una solución con mejores prestaciones que las empleadas por los controladores hasta el momento.
Ello conllevó al LITA a impulsar –porque siempre desarrollaron sistemas básicos– la creación de una herramienta propia que evitaría depender de pagos de las licencias de mantenimiento y soporte de los sistemas, además de las limitaciones por el bloqueo.
Jorge Luis Medina Pérez, especialista principal en Innovación tecnológica de desarrollo y sistemas aeronáuticos, resaltó que uno de los mayores logros de Radcon-M reside en su diseño como un sistema integrado.
Acotó que, a diferencia de otros anteriores, se concibió desde el principio para formar parte de una plataforma única que abarca, en una sola suite, tanto el ATC como el control de las torres en los aeropuertos.
Precisó que esta arquitectura permitió el desarrollo, a la par de otros sistemas esenciales como el de facturación de vuelos, estadísticas y la nueva versión del sistema de información meteorológica, facilitando la integración de herramientas, y confiriendo al Radcon-M adaptabilidad a nuevos requerimientos sin tener que rehacer todo el producto.
El sistema cubano cumple con las normas establecidas por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), y su certificación por el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC) implicó demostrar su validez y apego a los estándares establecidos.
IMPLEMENTACIÓN GRADUAL Y SEGURA
Martínez Delgado destacó que la implementación de Radcon-M fue un proceso gradual y cuidadosamente planificado que inició en el Centro de Control de Tránsito Aéreo (ATC) de La Habana, y se extendió a varios aeropuertos internacionales, incluidos el Antonio Maceo, de Santiago de Cuba; el Juan Gualberto Gómez, de Varadero; y el José Martí, de La Habana que, debido a su alto volumen de operaciones, fue de los últimos en completar el despliegue del sistema.
Con más de 25 años de experiencia en el control del espacio aéreo cubano, Jorge Vega Martínez, junto a otros controladores, nombraron a Radcon-M como el «tercer controlador», por su eficiencia automática.
Explicó que, durante la fase de prueba en el ATC, convergieron en un mismo espacio los dos sistemas de control, pues en estos casos «no es posible detener las operaciones ni siquiera por cinco minutos».
Precisó que uno de los cambios más significativos para los controladores aéreos fue la transición de la «tira de papel», –en la que se anotaba manualmente el progreso de plan de vuelos–, a la «tira electrónica».
Esto implicó una mayor interacción directa con el software pues cualquier modificación, como cambios de nivel de vuelo o velocidad, genera un recálculo inmediato de las predicciones de ruta y las alertas que permiten detectar conflictos potenciales a mediano o corto plazo.
De igual forma, están automatizadas las tareas de coordinación que antes se hacían manualmente, liberando tiempo para el análisis de la situación.
Los especialistas remarcaron que Radcon-M incorpora un sistema de alertas en tres niveles: ayudas a la monitorización que avisa de desviaciones o necesidad de actualizar información; alertas de conflictos a mediano plazo que anticipan problemas con 20 minutos de antelación; y alertas de conflictos inmediatos.
Estas herramientas, junto con la posibilidad de la sectorización dinámica –dividir o ampliar sectores del espacio aéreo según la carga de tráfico–, mejoraron notablemente los índices de seguridad operacional.
Fernando Iglesia Morriña, quien por mucho tiempo se desempeñó como investigador del LITA, precisó que, si bien la inversión en hardware de primera línea fue considerable, el costo total del proyecto fue sustancialmente inferior al de sistemas extranjeros comparables, recuperando la inversión en dos meses de operación.
La optimización de rutas que permite el sistema, al ofrecer trayectorias más directas a las aerolíneas, resulta en ahorro de combustible y menos emisiones, alineándose con los principios de desarrollo sostenible de la OACI.
Asimismo, el despliegue de Radcon-M fue un proyecto integral que implicó una renovación completa de la infraestructura tecnológica y un diseño cuidadoso del puesto de controlador seleccionando, incluso, desde los servidores, los monitores con el brillo y color adecuados para la navegación, el diseño de mesas y sillas, hasta la fibra óptica para evitar interferencias con las comunicaciones.
Los especialistas remarcaron que se entrenaron a varios técnicos para el soporte 24 horas del sistema, y el uso del módulo de supervisión técnica, que permite monitorear radares, servidores y estaciones de trabajo; al tiempo que los controladores recibieron formación intensiva sobre los nuevos conceptos, las alertas y la operación del sistema.
Añadieron que Radcon-M demuestra estar a la altura de los sistemas de referencia de navegación aérea a nivel internacional, y así lo corroboran las pruebas exitosas de intercambio automático de datos con otros programas desarrollados en México y en Estados Unidos.
Solo cinco entidades en el mundo desarrollan este tipo de sistema altamente costoso, por lo que Radcon-M no es solo un logro tecnológico que garantiza cielos más seguros y operaciones más eficientes, sino es, además, un ejemplo tangible de la importancia de la investigación, la innovación y el desarrollo, y un triunfo de la soberanía tecnológica nacional.