Seleccionado Hombre Habano, Reinel Rojas asegura que es un privilegio el título
A Reinel Rojas Medina se le cumplió en estos días uno de los sueños más grandes de su vida: ser Hombre Habano se había convertido en una de sus principales ilusiones. Para ello había trabajado desde los 23 años, y ahora, apenas con 35, logra el título que lo distingue en la categoría de Producción.
Agasajado en el recién concluido XXV Festival del Habano, Reinel asegura que el galardón es un orgullo, pues reconoce su labor como tabacalero del municipio cabecera, y también como productor de la cooperativa Gervasio Hernández Silva, esa que le abrió los brazos cuando, siendo apenas un muchacho, decidió adentrarse en el mundo del tabaco.
“Es un privilegio, es el orgullo mayor de saber que se premia a la finca, lo que hemos logrado en ella siempre pensando en llegar hasta él. Es un premio para la familia, para mis trabajadores, para todos aquellos que me rodean y han ayudado; este título es todo”, aseguró horas después de haber sido homenajeado en la clausura del Festival.
Reinel es de los que piensan que quien no se arriesga no gana. Por ello, hace unos 13 años, empezó a sembrar tabaco. En ese momento no consiguió construir su casa de cura en tiempo, y la dirección de la Empresa Tabacalera le permitió ensartar y curar el tabaco en los aposentos ubicados en la carretera a La Coloma.
Desde ese entonces, sus hojas distinguían por su calidad y buenos rendimientos. Ello le sirvió de impulso para hacer su primera campaña de tabaco tapado. Una decisión que hasta hoy agradece haber tomado, pues su vega, catalogada como fina de primera, actualmente sirve para revestir algunos de los mejores habanos que se consumen en el mundo.
Unos días antes de recibir el título confesó a la prensa: “Todo lo que ves aquí lo he soñado, y el 99 por ciento de ello ha sido pensando en algún día ser Hombre Habano”.
Los resultados de El Junco, nombre que identifica su finca, no dependen solo de él y de los años de juventud que le ha dedicado, son, en parte, fruto del empeño de la familia y de los 110 trabajadores que lo acompañan cada día de la semana.
“Más del 80 por ciento son jóvenes, pero aquí no se admiten faltas de respeto ni juegos. Eso es lo que garantiza que todo marche bien. La fuerza laboral es estable, también porque tienen un salario que los estimula y que premia resultados y asistencia al trabajo. Además, disponen de merienda y almuerzo, eso es esencial para que se sientan bien”, explica el muchacho.
Mucho monte tuvo que tumbar Reinel para convertir las tierras en productoras de tabaco. Lo hizo en el seis de La Coloma y también en una zona que antes había cultivado el abuelo materno en las cercanías de Cuba Nueva.
El tabaco que cosecha en ambos lugares distingue por su calidad, una cualidad que preservan las manos de las mujeres encargadas de ensartarlo y las expertas que lo clasifican en la escogida familiar que ha edificado.
Además, dispone de una cámara de fermentación, tres casas de cura controlada de 3 000 y 2 800 cujes cada una, y dos casas de cura natural de nuevo tipo.
El año 2022 marcó un antes y un después para Reinel. Ian dejó todo por el piso y tuvo que levantar en dos meses lo que había construido en 10 años. Así dijo a la prensa, y esa fue, asegura, su mejor campaña. “Ha sido el año que más tabaco he cogido, en total fueron 18 quintales, con un 60 por ciento de capa”.
EL JUNCO DISTINGUE
Aparte de tabaco, en la finca hay 1 000 gallinas ponedoras, más de 100 cerdos de capa oscura, 150 carneros, guineos y vacas para ordeño. Se siembran dos caballerías de arroz, de cinco a seis hectáreas de frijoles y plátano para el consumo.
“Tengo millones de planes, no descanso. Desde que empezamos, este lugar ha cambiado, pero quiero seguir haciendo cosas, porque estoy inspirado, y eso es lo más importante”, asiente el joven.
Allí, donde queda también su hogar, la casa en la que nació, el paisaje es bien distinto al de hace unos años atrás, mas Reinel tiene miles de ideas por desarrollar.
“Siempre que alguien llega hasta acá es bien atendido, pero me gusta tener tiempo para hacer lo que hago, el campo demanda horas, y que se le haga lo que lleva en el tiempo que es”.
Hace varios años El Junco distingue y va alcanzando un sello propio. La limpieza y buen gusto del lugar resalta, así como la exquisitez con que se trabaja el tabaco. Ahora Reinel Rojas es Hombre Habano, una distinción que honra a quienes lo conocen y trabajan con él. “El título es Todo”, afirma, un privilegio que pocos tienen, un reto para seguir adelante, para continuar cosechando las mejores hojas del tabaco cubano.