Un anagrama implica la generación de dos o más palabras diferentes por el solo hecho de cambiar de posición sus letras. El término, de origen griego, proviene de anna, que indica movimiento, y gramma, que quiere decir “letra”. Por ejemplo: Sergio – riesgo.
O sea, los anagramas son cambios en el orden de las letras de una palabra que dan lugar a otra palabra diferente. Por ejemplo: caso y saco.
Este no dispone de relevancia, en tanto, sí resulta ser muy usado a instancias de la práctica de juegos de palabras, de la creación de acertijos y hasta para crear seudónimos. Ahora bien, existen anagramas de todo tipo, anagramas con ciudades y países, con nombres propios de personas, entre otros.
Anagramas de países: España – apañes.
Anagramas de nombres: Enrique – quieren.
Anagramas de animales: ballena – llenaba.
En las secciones de ingenio de algunas publicaciones periodísticas es factible encontrar crucigrama, sopa de letras, etcétera, a los famosos anagramas, ya que ese juego de palabras que proponen son muy atractivas para quienes gustan de estas actividades.
Cabe destacarse que los anagramas no son creaciones de la actualidad, sino que se trata de transposiciones de palabras que datan de cientos de años atrás, siendo la cultura clásica griega quien las generaría y haría tan famosas.
Puntualmente su creación se le atribuye al poeta griego Licofrón, quien vivió allá por el siglo III A.C. y que tuvo una importante actividad en la Biblioteca de Alejandría y en la corte de Ptolomeo.
En un anagrama, las nuevas palabras o frases que se forman pueden no tener ninguna relación lógica o gramatical con las originales. Por ejemplo: ramo – armo.