Los sufijos y los prefijos son los principales tipos de afijos que existen. Se diferencian el uno del otro en el lugar que ocupan respecto de la raíz léxica: los prefijos delante y los sufijos detrás.
Por otro lado, los prefijos poseen una mayor carga léxica, o sea, mayor cuota de significado propio, mientras que los sufijos carecen de ella y solo poseen sentido gramatical, adquieren sentido dentro del contexto de la lengua. Por ejemplo, el sufijo “-ción”, por sí solo, no significa nada, solamente le confiere rango de sustantivo a la raíz con la que se una.
Los sufijos son un tipo de partículas morfológicas o morfemas que sirven para componer una palabra, agregándose a la raíz (o tema) de la misma, para añadirle, determinar o completar sus sentidos o significados. Es decir, son partículas que añadimos al final de una palabra para completar o modificar su sentido o significado.
Estos forman parte de los llamados afijos: partículas que operan al añadirse dentro de la secuencia de una palabra, ya sea por delante (prefijos), en el medio (infijos) o al final (sufijos). Cada uno de ellos tiene particularidades y reglas de uso, y a menudo orígenes etimológicos muy distintos.
Los mismos pueden alterar, incluso, la categoría gramatical de una palabra, cambiando sustantivos en adjetivos o a estos en verbos. Son herramientas sumamente variables.
Su empleo es un proceso lingüístico muy extendido entre las lenguas humanas que los utilizan en alguna medida, principalmente, en el proceso de formación de nuevas palabras, en el que a una raíz se le pueden adherir distintas terminaciones para obtener nuevos resultados.