Son héroes, no nos cabe la menor duda. Para ellos no existe el día y la noche, porque no tienen horarios. No importa si oscureció, si es madrugada, o está el sol “rajando las piedras”, lo cierto es que si hay interrupciones en la comunicación por problemas energéticos, para allá van ellos.
Tampoco los detienen las distancias, ni los vehículos a veces desgastados, lo importante es salir, llegar y regresar bien, sobre todo, con la satisfacción de haber dado solución al problema.
Solo basta que avisen que hay una interrupción y está listo este equipo que atiende los grupos electrógenos de la provincia, y que garantiza así la continuidad del servicio eléctrico durante perjuicios en los centros telefónicos.
Por el desempeño en los huracanes y en estos tiempos, por los méritos que acumulan por su trabajo, hace solo dos meses, estos cinco hombres recibieron la medalla Hazaña Laboral, que otorga el Consejo de Ministros y el Secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba.
Sus nombres: Lázaro Izaguirre Alfonso, Domingo Donal Rodríguez Roque, Yordanys Oslirio Álvarez Hernández, René Monduy Rodríguez y Nelson Hernández Ramos. Ellos se merecen ser reconocidos. Con apellidos y todo los citamos, porque es bueno que en sus barrios y comunidades sepan de qué temple están hechos y cuánto aportan y resuelven con su quehacer diario.
CON UNO DE ELLOS
Uno de los cinco estaba indispuesto y otro de vacaciones, pero lo cierto es que están tan compenetrados, que los logros de uno son de todos, algo así como los mosqueteros de la novela de Alejandro Dumas.
Con el primero que conversamos fue con Izaguirre Alfonso, jefe de la Unidad Energética y Clima en la Dirección Territorial de Etecsa, la cual está integrada por cinco brigadas: la de grupo electrógeno, sistema de energía, clima y la de sistema de protección integral.
“Estoy al frente de los grupos electrógenos, porque debido al déficit de energía, la cantidad de interrupciones es bastante alta, y el objetivo nuestro es trabajar para mantener las comunicaciones y que no se afecten”, nos dijo.
Así, de esta forma sencilla, nos describió una labor que requiere de mucho sacrificio y entrega.
“Tenemos la provincia distribuida en cuatro áreas fundamentales: la zona oeste, donde están Los Palacios, La Palma y Consolación del Sur; la parte norte con Minas de Matahambre y Viñales; la este en la que están Sandino, Mantua y Guane, y Pinar del Río con San Juan y Martínez y San Luis.
“La misión de nosotros es dar mantenimiento a los grupos electrógenos, a los sistemas de energía, clima y a los sistemas de protección integral.
“Trabajamos todos los días del año y cada segundo de esta vida, por la cantidad de técnica que tenemos, así como por el déficit de piezas de repuesto, recursos y combustible.
“Además, ahora estamos en una situación muy vulnerable con el tema de la energía, y tenemos que estar constantemente visitando los lugares”, nos comentó Izaguirre.
UN DÍA DE TRABAJO
Los días de trabajo de estos hombres son irregulares, nada normales, porque en cada jornada tienen nuevas contiendas, tanto así, que mientras hablábamos, una vez que salieran de la Empresa los esperaban equipos con déficit de aceite, también en varios lugares como el Hermanos Cruz, Las Ovas… y más.
Como siempre, terminarían a deshora, por eso las anécdotas afloraron:
“Por solo citar una ocasión: estábamos en una fiestecita de la Empresa y tuvimos que salir de madrugada para ir a todos los grupos de Minas de Matahambre, porque se estaban quedando sin aceite, terminamos a las tres de la mañana, ese día tuve que parar y descansar en el Mirador de Los Jazmines para dormir un rato, y después continuar viaje, así estaba de cansado”, nos cuenta Izaguirre.
“Tú tienes tiempo para todo menos para la casa. Es bastante complejo, el otro día, por ejemplo, terminé cerca de las ocho la noche, a esa hora me puse a pintar las paredes. Ayer mi niño tenía pruebas de Matemática y tuve que sentarme con él a estudiar, hoy me toca Física”.
Así nos lo describe este ingeniero, quien humaniza aún más el diálogo.
“Es difícil, pues entonces hay que buscar la comida, y si no pasas por un lado donde puedas comprar, cuando viras para atrás, ya tú sabes. A mi esposa le doy aplausos, porque tiene que estar con todo lo de la casa y aun así, me apoya constantemente”.
También comentó sobre el apoyo que recibe a veces de los habitantes de las comunidades donde ellos van a laborar.
“Una vez llegamos a Briones Montoto a resolver el problema de interrupción que había, y estaban todos dispuestos a ayudarnos para que saliera bien y no estar incomunicados.
“Nos dijeron: ‘El otro día tuvimos una persona con una situación aquí y no tuvimos de donde llamar, menos mal que ustedes vinieron’”.
Nos relató que en Pilotos, en Minas de Matahambre y donde quiera que llegan es igual, siempre la gente del pueblo está dispuesto a ayudar para poder restablecer las comunicaciones
“Nosotros los energéticos tenemos esa responsabilidad, porque cuando se daña un grupo no hay energía, y puedes tener 5G y lo que quieras, que no pueden hablar. Por lo que tenemos que poner parte de nuestra inteligencia, ya que no contamos con piezas de repuesto, y lo que hacemos es inventar, de ahí que seamos la provincia que menos interrupciones de grupos electrógenos tiene”.
Nos informaron que esta semana que pasó estaban los seis carros rotos, por ahora consiguieron arreglar dos.
“Hay que organizar bien los viajes, porque somos únicos en esta tarea. Si se van dos o tres de nosotros a resolver una situación, los demás nos quedamos aquí esperando a ver dónde más aparece un problema, y es normal que en el día hayan dos o tres interrupciones”.
UN JOVEN DE ESTOS TIEMPOS
El joven ingeniero mecánico, Yordanys, de solo 27 años, se ha unido a este equipo de experimentados, y hoy ha adquirido la práctica necesaria para materializar la teoría que trajo de la universidad.
El día de nuestro trabajo estaba contra reloj: dos interrupciones esperaban por su intervención y conocimientos. Y a pesar de que solo lleva tres años en Etecsa, también guarda experiencias llenas de esfuerzos
“Hace unos días tuve que salir para Sandino y Cortés, a las dos de la tarde. Regresé a mi casa como a las 11 de la noche, y después, ese sábado, partir para Puerta de Golpe.
“Atendemos los grupos electrógenos de la zona norte este de la provincia, y nuestra labor fundamental es dar el mantenimiento y asegurar que las comunicaciones no se interrumpan. Conmigo trabaja Nelson Hernández, igualmente merecedor de la ‘Proeza Laboral’.
“Vine con mucha teoría y poca práctica, y en estos dos años que llevo en Energética, la experiencia ha subido a un nivel. Desde que llegué ha habido problemas con la situación energética, por lo que hemos enfrentado problemas, no hay un momento de relajación, porque todo ha sido complicado desde el inicio, por la falta de piezas y el déficit de energía.
“Los compañeros de más experiencia me han apoyado para que coja los conocimientos, en tanto, los apoyo a ellos en todo los que haga falta. Me gusta el trabajo, no soy de estar en una oficina, nací y me crie en carros, y eso es lo que me gusta”.
OTRO DE LOS EXPERIMENTADOS
Domingo Donal trabaja en Etecsa desde hace 16 años, en el departamento de Energética lleva cinco.
Cuenta con una vasta experiencia, pero antes de hablar de sí, prefiere hacerlo de su compañero.
“Gracias al compañero con el que trabajo que nos hemos compenetrado, los dos tenemos conocimientos de la actividad que realizamos, su nombre es René Monduy. Él trabaja en los grupos electrógenos y yo la fuerza motriz, el sistema energía.
“Si nosotros no vamos, no hay cobertura, ni conexión de ningún tipo, si hay una interrupción puede estar un sitio desconectado por completo, y a veces varios sitios.
“Salimos a trabajar diariamente, aunque a veces a las ocho de la mañana no hemos terminado desde el día anterior, por ejemplo, una vez partimos a las 10 de la noche para Arroyo de Mantua, llegamos aquí al otro día, a descansar algo, después a seguir trabajando. Así son los tiempos normales”.
También nos hablaron de Dariel Spengler, otro muchacho que no tiene la medalla porque empezó hace muy poco, pero anda igual en el tema de resolver interrupciones. De cómo les han dado confianza a los muchachos para que asuman los problemas y les den solución; de cómo ellos han aprendido a trabajar bajo presión, a innovar y a crear, y de cómo hoy son tan útiles como los veteranos.
“Ellos trabajan solos, fueron a Cortés y a Las Martinas el otro día, y han resuelto los problemas, porque tienen disposición, nosotros los apoyamos y enseñamos, ellos nos dan sus conocimientos también”, nos afirmaron.
Luego vinieron las anécdotas, son muchos los días y las noches, horas interminables de faena, porque saben que de ellos depende que las personas se comuniquen, algo a veces no valorado del todo, pero imprescindible en la sociedad actual, incluso, hasta para salvar una vida.
“Una vez estábamos en Dimas, después fuimos a Sandino, a recoger una pieza en Las Martinas para después ir hasta el Cabo de San Antonio”, contó uno.
“El día que yo fui a resolver el tema de la interrupción de la radiobase de guardabosques de Mantua, salí de aquí como a las seis de la tarde, llegue allá, estaba echado a perder el magnético del transferencial, y tuve que ir a Manuel Lazo”, narró otro.
“En Dimas estaban incomunicados, nos dimos a la tarea de acoplar el grupo electrógeno de la panadería con el centro, que en palabras se dice fácil, pero tuvimos que inventar, y a la vez proteger ese grupo electrógeno. Gracias a eso reciben el servicio”, explicaron.
Pudiéramos llenar espacios con sus historias y peripecias, pero lo principal de este grandioso colectivo es que logran su cometido de mantener las comunicaciones, aun en los lugares más lejanos, y venciendo los obstáculos que interponen las carencias de recursos y de piezas de repuestos. A ellos nuestro honor.