Uno de los momentos más serios y sensibles en la vida tienen que ver con la muerte de un ser querido, por eso los servicios necrológicos son muy importantes, porque de ellos y de su eficiencia dependen el respeto y veneración que reciben los fallecidos, así como la consideración a los familiares.
Esta motivación llevó a un equipo de Guerrillero a indagar por unos autos eléctricos chinos, marca Kimura, que desde hace más de un año vemos en la funeraria Monteserín, de la ciudad de Pinar del Río, trasladando a los occisos.
Son carritos nuevos y los observamos de aquí para allá, entonces supimos que pertenecen a la Empresa de Transporte Agropecuario de Tabacuba, y hasta allí nos llegamos, a las siete de la mañana exacta, hora en que hacen el cambio de turno los choferes.
Primero hablamos con Andrés Hernández Medina, responsable del taller, quien lleva 45 años en esta entidad.
“Estas guaguas vinieron desde el inicio para Pinar del Río destinadas para el servicio necrológico, y en función de los tres carros tenemos nueve choferes, que trabajan turnos de 24 por 48.
“Tres de estos conductores laboran en la Empresa, los demás comenzaron para esta tarea, o sea, tuvimos que asumir nuevos trabajadores. En el mes de febrero o marzo hizo el año que nos dedicamos a esa actividad.
“Trabajan el día entero, incluso, las madrugadas, y siempre dispuestos para lo que tengan que realizar.
“Estos carros no van a todos los municipios para cuidarlos, por eso los servicios son, principalmente, en Pinar del Río, Consolación del Sur, San Luis, San Juan y Martínez, y, a veces, Los Palacios.
“Para algún caso en otro municipio en el que el camino tenga que subir lomas como Viñales y otros, los autoriza el director general de la Empresa”.
UNA TROPA DE VERDAD
Son nueve los choferes de las guagüitas, todos experimentados y muy responsables con su labor. Ese día conversamos con la mayoría, aunque nos dijeron que faltaban Girado Ramirez y Leonardo Silva.
A Florencio Idael Santana Pacheco lo vimos sin proponérnoslo, cuando llegaba a un domicilio a trasladar a un fallecido, y sin que él se percatara, observamos su proceder. Siempre se mantuvo con mucha seriedad, profesionalismo y muy solícito.
Él nos explicó que trabajan 24 horas, y que de 12 a una de la tarde vienen al comedor de su Empresa a almorzar, y así igual en el horario de comida.
“El trato tiene que ser especial, porque al menos yo me pongo en el lugar de la familia. Nunca pensé dedicarme a esto, antes era chofer de guagua en Educación”.
Mientras, Gabino Pérez Dopaso, quien comenzó en noviembre pasado, está muy satisfecho con su faena actual y con la atención al hombre en la Empresa.
“Nuestra actividad es muy compleja, porque llevas al lado al doliente, y uno tiene que respetar el sufrimiento de esa gente, pero es un trabajo como otro cualquiera”.
Al conversar con Fernando González Lezcano, conocimos que los primeros momentos fueron más difíciles, porque no estaba adaptado.
“Trasladar al difunto y al familiar al lado llorando no es fácil. Nos comentan de qué murió, qué le pasó, la edad… y eso duele. Uno presta un servicio muy humano, hay que ayudarlos, tratarlos muy bien. Comenzamos a las ocho de la mañana hasta el otro día a las ocho, a veces sin dormir.
“La otra noche tuve que ir a Los Palacios, y cuando regresé me dijeron ‘dale que tienes que ir a Los Palacios otra vez’.
“Uno tiene que ir a los hospitales o a los domicilios y trasladar a los fallecidos a las funerarias y luego al cementerio. Aparte de manejar, no tenemos otra función, pero, en ocasiones, te encuentras, por ejemplo, a una mujer solita y uno debe ayudar a cargar la caja”.
Por su parte, Juan Carlos Pérez Valdés precisó que ellos están prestando un servicio, y Juan Carlos Barrios Cala también nos dio su opinión:
“Cuando comencé tuve que trasladar a un fallecido del Hospital Viejo para San Juan y Martínez, pero sin familia, yo solito, 10 de la noche, es impresionante, cuando usted coge esa carretera oscura por ahí para allá… pero hay que salir adelante. Uno se adapta, porque es un trabajo muy serio que nunca pensé hacer, pero estoy encantado con lo que hago, es doloroso, pero muy necesario”.
Fue Yusniel Hernández Valdés, con siete años en la Empresa, quien nos comentó que cuentan con un salario bastante aceptable. Reciben en el mes 7 500 pesos como básico, más otras horas que trabajan y el doble turno, entonces pueden llegar hasta 8 000 o 11 000 pesos. También nos contó sobre las atenciones a los trabajadores en la Empresa.
EL CONVENIO
Lo cierto es que había determinada situación con este servicio necrológico en el territorio pinareño, y gracias al vínculo entre las autoridades del Gobierno y el Partido en la provincia y el Grupo de Tabacuba a diferentes instancias, se pudo resolver el problema.
Según nos explicó Yosvany Álvarez Sisto, director adjunto de la Empresa de Transporte Agropecuario de Tabacuba, se decide traer estos medios de transporte, que antes se utilizaban en la capital, para movimiento de recursos, relacionados con el terminado del tabaco.
“Son carros eléctricos, declaró el directivo, y se organizó su funcionamiento con la Dirección de Comunales, el Partido y el Gobierno.
“Es similar al servicio de vehículos de apoyo pertenecientes a otros organismos que existía, pero ahora se cobra a Comunales un precio mucho menor que lo que ellos pagaban. Se hizo un contrato y se organizó el servicio”.
Los carros trabajan sobre todo en el municipio cabecera, y otros aledaños, en vías rectas que no abunden las lomas, debido a que son eléctricos y necesitan cuidados.
“Cuando hay una situación determinada no se escatima, hay buena comunicación con Comunales, y nos reunimos con frecuencia”, dijo Álvarez Sisto.
Tabacuba organizó y garantizó hasta una estación de carga, lo que permite que casi siempre en la mañana estén dos carros trabajando y uno cargando, y así el ciclo, además, hicieron una selección de choferes con experiencia, en especial con muchas virtudes.
Cada día estos conductores tienen una hoja de ruta y así se analiza la cantidad de kilómetros recorridos para el mantenimiento del transporte a tiempo, incluso, ahora están haciendo contratos con otra entidad para revisar el sistema eléctrico.
“Esas ‘guaguas’ no tenían las condiciones en la parte trasera, y se le hizo una plataforma para poner la caja de los fallecidos, siempre con una buena estética”, explicó
“Hasta ahora, el servicio ha fluido bien y hay satisfacción”, nos dijo. Aunque dijo que a veces hay alguna queja de la población, pero pudimos constatar que lo cierto es que con esta nueva posibilidad, Pinar del Río tiene una mejor situación en esta parte de los servicios necrológicos, y el pueblo lo percibe.
Por el momento, Tabacuba se preocupa por el mantenimiento del transporte y por su reparación, para, así, poder mantener y ampliar el servicio.
Para el grupo de choferes, palabras de elogio. Son hombres , casi ninguno joven, que en la etapa de madurez, la vida les puso por medio un trabajo diferente, respetado y temido por muchos, porque cada día conviven con el dolor de los demás; sin embargo, lo han asumido con dignidad y entereza.
Son muchas las anécdotas que tienen, todos han trabajado buena parte de su vida detrás de un timón, pero nunca tuvieron tan de cerca el tema de la muerte, el traslado de los fallecidos, el dolor de los que quedan, y, por supuesto, cada historia cala en sus sentimientos, sobre todo, cuando tiene que ver con el fin de la existencia de un niño.
Así nos contaron y lo sentimos, y la vez agradecemos, a ellos y a Tabacuba, porque gracias a su trabajo, hoy nuestros fallecidos pueden ser tratados con más dignidad.