El proceso de bancarización, deficiente a todas luces, tiene hoy disímiles aristas desde las cuales puede ser analizado en función de lograr avances en su implementación
Desde hace algún tiempo, la avenida Martí tiene más personas de lo normal. Las colas rebasan los límites de los portales e invaden la calle. Los pocos cajeros que existen no son suficientes para extraer dinero. Y ello ocurre a pesar de que el proceso de bancarización tuvo, precisamente, entre sus proyecciones, limitar el uso de efectivo, potenciar los pagos en línea y la utilización de las pasarelas electrónicas.
La realidad ha sido más cruda. Las cajas extras no cubren las demandas, tampoco los bancos reciben las cantidades necesarias para servir los cajeros varias veces en el día, y cada vez son más pequeñas las denominaciones de los billetes que se recaudan.
La bancarización, un proceso que intenta facilitar la vida de las personas, encontró en Cuba una deficiente infraestructura tecnológica que lo respalde, una población envejecida que se resiste a no tener su dinero en la mano, y un grupo de comercios privados y estatales que prefieren pagos en efectivo, ante las dificultades que representa luego adquirir productos y materias primas mediante transferencias, aun cuando se exija que así sea y siempre desde la cuenta fiscal, para transparentar su contabilidad.
EL DILEMA DE LOS PAGOS
Raydelín Martínez lleva días haciendo cola para extraer sus 5 000 pesos de salario. Tiene en su móvil Enzona y Transfermóvil, pero se le ha hecho difícil pagar a través de las pasarelas electrónicas: “Unas veces porque no hay corriente y, sin conexión, Enzona no abre; otras porque los comercios prefieren que uno pague al cash. El caso es que te dificultan la vida, como si no fuese suficiente con todo lo que se vive”.
A pesar de que se ha explicado al respecto, la población sigue teniendo dudas: “Yo no logro saber cuándo estoy transfiriendo a una cuenta fiscal. Me han dicho que si escaneo el código recibo beneficios, pero la mayoría de las veces solo me facilitan un número de tarjeta al cual hacer la transacción. Eso es bastante complejo, sobre todo, para personas de mi edad, que no nacimos con la tecnología en la mano”, comenta pesaroso Francisco Argudín, un señor de unos 70 años que hacía cola en el cajero ubicado en el reparto Hermanos Cruz.
Yoania Ramos García, jefa provincial del Departamento de Banca Electrónica en Bandec, precisó a Guerrillero que la mayoría de los clientes prefiere tener el efectivo, porque al llegar a algunos lugares para comprar, muchas veces no se ofrece el código QR o refieren que tiene problemas. En ocasiones dicen que tienen un límite de ingreso, y sugestionan al cliente para que pague en efectivo, casi que lo obligan a esto.
“Y es importante reiterar que ni los códigos QR ni las cuentas bancarias fiscales tienen límite de ingreso. Ellos pueden recibir desde 10 pesos en el día hasta 10 millones y más. La única traba para los códigos QR, a no ser que estén en un proceso de cambio o de creación, es la conexión, lo cual depende única y exclusivamente del teléfono y de cómo esté la situación comunicativa en ese momento, porque puede ser que no haya corriente y quizás el cliente no tenga cobertura o datos”, señala Ramos García.
La especialista hace la acotación a partir de varias quejas de los usuarios que, ante la intención de adquirir productos como el aceite, les han dicho que solo aceptan hasta 1 500 pesos por esta vía, el resto debe ser abonado en efectivo.
Algunos representantes de empresas privadas que prefirieron no revelar su identidad, alegan que deben solicitar a los clientes pagos en efectivo porque después les cuesta mucho trabajo disponer de dinero para operar.
“Los 5 000 pesos de la caja chica no son suficientes para cubrir, por ejemplo, los gastos de transportación, en tiempos en los que cualquier auto, para cargar una mercancía, cobra más de 3 000 por mover recursos de un extremo a otro de la ciudad”, apuntó uno de los entrevistados.
Niurka Acosta Rodríguez, directora provincial del Banco Popular de Ahorro (BPA), coincide al detalle con lo expresado por Bandec, a lo que agrega que, desde hace unos meses, los TCP tienen que pagar los impuestos a partir de la cuenta fiscal.
“Seguimos evaluando los depósitos que realizan todos los actores, aunque es bien difícil, pues en el caso de BPA tenemos más de 18 000 TCP en la provincia. No obstante, disponemos de 41 oficinas abiertas en las que se recibe el dinero, pero las cantidades de dinero que regresan al Banco no son las deseadas, incluso, ni para reabastecer los cajeros automáticos”, recalcó.
Expresa la directora de BPA que hoy a los cajeros automáticos se les pone dinero según la disponibilidad que tiene el Banco. “Esta cada día es menos. Antes cargábamos los cajeros por la mañana y después por la tarde antes de irnos. Ahora los cargamos cuando tenemos corriente por la mañana o a las dos de la tarde cuando llega, con el poco dinero que entró. El fin de semana es casi imposible”. Manifestó, además, que los billetes de grandes denominaciones no regresan al Banco.
El cuerpo de inspectores también trabaja en función de garantizar que los comercios cumplan con lo establecido. Al respecto, Eulis Hernández Lores, director de la Dirección de Inspección y Supervisión en Pinar del Río, expone que la problemática se detecta, principalmente, en los municipios de Consolación del Sur, Sandino y Pinar del Río, sobre todo, en trabajadores por cuenta propia (TCP), mipymes o cooperativas no agropecuarias (CNA), los cuales, como establece la Resolución 93, deben de tener, al menos, una pasarela de pago.
“En los lugares donde no exista una de estas plataformas de comercio electrónico, el inspector actúa apegado al Decreto 91 del 2024, que es el que identifica todas las contravenciones del trabajo por cuenta propia, mipymes y CNA.
“Como mínimo, el importe de las multas va de 16 000 a 36 000 pesos para TCP y mipymes. En el caso de las cooperativas no agropecuarias, cuando se detecta este problema, oscila entre los 24 000 y 60 000 pesos”.
Explica el funcionario que lo más frecuente que se ha detectado es la ausencia de un código QR y el uso de cuentas que no son fiscales. “Utilizan cuentas personales, por lo que los clientes no obtienen la bonificación que establece el Banco por resolución. Y es ahí cuando se incurre en un delito de evasión fiscal”, precisó.
UNA POLÍTICA DE GOBIERNO
Lo cierto es que la bancarización, lejos de facilitar la vida de las personas, ha creado un problema más, así lo reconoce Calex Edilio González Chill, coordinador de programas y objetivos del Gobierno Provincial, quien asegura que “el objetivo primario del proceso es que la población pueda hacer uso de determinadas bondades, pero, desafortunadamente, ha sido todo lo contrario”.
“El asunto es evaluado cada semana a partir de indicadores establecidos a nivel nacional. En los últimos meses se aprecia un avance en las aperturas de cuentas fiscales, y la mayor incidencia se mantiene en el sector cooperativo y campesino”, refirió el coordinador.
“Hemos avanzado en los depósitos, aun cuando tenemos actores que todavía no son conscientes de realizarlos a sus cuentas bancarias fiscales. Prácticamente, el 29 por ciento de los TCP, específicamente, no hacen uso de esas cuentas y no depositan su dinero en función de la actividad que realizan. Eso es un asunto en el que tenemos que trabajar y atender más.
“Otra de las dificultades tiene que ver también con el uso de las pasarelas de pago, pues, aunque casi todos los comercios en la provincia poseen una de las dos plataformas, e incluso, otros disponen de terminales de punto de venta, los hay que no cuentan con estas modalidades de pago, por lo que hay que seguir haciendo énfasis en las conductas evasoras de un grupo de estos actores.
Desde el Gobierno se reconoce una verdad innegable: “Las condiciones tecnológicas y energéticas que hemos tenido nos han impedido asegurar un proceso con calidad; no quiere decir que esto sea lo único que hoy perjudique la bancarización. Hay muchas cuestiones que son subjetivas y que involucran a varios organismos”.
Sobre las medidas que se toman con los centros que incumplen lo establecido, refirió que además de las multas que se les aplican a los contribuyentes, igualmente se retira el proyecto o se cierran los comercios a quienes sean multados por más de una ocasión o incurran en otras indisciplinas.
TECNOLOGÍA INSUFICIENTE
“He llegado a algunos establecimientos a comprar, cuando les pido la opción de pago en línea me dicen que solo tienen Enzona, y como no hay corriente están sin conexión, por lo que debo pagar en efectivo. A veces creo que lo hacen a propósito para no bonificar al cliente”, expresa María Luisa Lozano, vecina del reparto Ceferino Fernández.
Algo inusual le sucedió a Enrique González cuando, motivado por una de las ofertas de rebaja de un comercio de la ciudad pinareña y ante la imposibilidad de contar con efectivo, optó por pagar en línea. Para su amarga sorpresa, al escanear el código, le cobraron el producto doble.
“Me dijeron que no me podían devolver el dinero, ya que eso iba directo a una cuenta fiscal, y la única opción que me daban era que comprara otro producto con un valor similar. Me pregunto entonces, ¿hasta dónde llega la protección al cliente cuando este tiene la razón? ¿Cómo confiar en el comercio electrónico cuando suceden cosas como estas?”.
En un sondeo realizado a varios clientes, este equipo pudo constatar que la mayoría prefiere usar Transfermóvil ante las dificultades de conexión que presenta Enzona. Igualmente, refieren que en ocasiones las transferencias por una y otra demoran en notificar la ejecución de los pagos, por lo que resulta un problema cuando debería ser un aliciente para el consumidor.
Osley Domínguez Alonso, director de la Oficina Territorial de Control del Ministerio de las Comunicaciones en Pinar de Río, señala que existe un grupo tecnológico desde el cual se aseguran unas cuantas cuestiones, sobre todo, en función de la implementación de los códigos QR.
“Están identificados más de 15 000 comercios en el territorio y marchan de manera satisfactoria con la implementación de los códigos QR. El estado ideal de esta implementación es que, al menos, exista un código asociado a una de las dos pasarelas de pago. Por supuesto, hay municipios que van en la avanzada como La Palma, Viñales, San Juan y Martínez y San Luis, que tienen más de un código implementado.
“También hay municipios hoy rezagados que no alcanzan ni tan siquiera un 90 por ciento de implementación.
Explicó que el comportamiento de la infraestructura y, específicamente, de la red móvil del servicio de telecomunicaciones en la provincia, no es favorable, debido, fundamentalmente, a la situación energética.
“De más de 270 radiobases que hay instaladas en el territorio, que son las que garantizan ese tráfico móvil, al menos el 66 por ciento no cuenta con un respaldo energético viable. Es decir, que al irse la corriente, esas radiobases simplemente se apagan y todo el tráfico móvil queda suspendido.
“Por ello, muchas personas a la hora de realizar una operación a través de las dos pasarelas de pago optan por Transfermóvil, porque a diferencia de Enzona, no utiliza datos móviles, sino códigos de mensaje.
“Siempre buscamos alternativas, como sugerrirle a las personas que en este caso cambien hasta la 2G, para garantizar una estabilidad y, por supuesto, que puedan realizar la operación”.
Domínguez Alonso resalta en que, si bien el propósito es que cada comercio disponga de ambas pasarelas, hoy los esfuerzos deben ir dirigidos a que se use el pago en línea, pues, por ejemplo, los análisis en la provincia indican que solo se hacen por esta vía entre el 10 y el 12 por ciento de las alrededor de 700 000 operaciones mensuales que se ejecutan en Pinar del Río.
Ello quiere decir que, incluso con las condiciones de ausencia de fluido eléctrico, la pasarela funciona, “o sea, que a pesar de la situación que viven la provincia y el país, las operaciones pudieran ser mayores, simplemente que hay que buscar la manera de motivarlas un poco más”.
PARA LA TERCERA EDAD
Si bien es cierto que el proceso de bancarización ha supuesto un reto para los cubanos, para quienes peinan canas ha sido un desafío aún mayor. Pasaron de contar dinero a aprender, o a tratar de aprender, a usar un teléfono androide, poner claves de acceso, autenticarse y esperar mensajes de notificación. Ello, en el mejor de los casos.
En el peor, dan media vuelta cuando se ven imposibilitados de adquirir un producto o pasan un día entero en los portales haciendo cola en un cajero.
Como medida paliativa, refirió Niurka Acosta, directora de BPA, el Banco respeta pagarle el efectivo a los jubilados: “Quiere decir, que el día que el jubilado va a cobrar tenemos que garantizarle ese dinero, lo cual es bastante. Hablamos de una cifra solo en BPA de más de 80 millones.
“Esa cifra tenemos que garantizarla y es una prioridad, porque son los clientes más vulnerables, los que a veces se ven imposibilitados de acceder a un teléfono o de usar una tarjeta magnética”, dijo.
SINSABORES DE UN PROCESO
El mundo ha digitalizado sus operaciones monetarias, incluso, desde el bolsillo del cliente. Hace varios años, Cuba desanda ese camino repleto de trabas, que lejos de viabilizar los ejercicios de compra venta de productos, bienes y servicios, ha complejizado el mero acto de adquirir lo básico para el hogar.
De un lado se devenga un salario en una tarjeta magnética, pero no se paga por transferencia al panadero ni al cochero. El proceso dejaba claro, desde el inicio, que el cliente podría tener varias opciones de pago, no que dependería solo de una y, mucho menos, no tendría efectivo en la mano.
Del otro lado, están quienes no facilitan los pagos a través de un comercio electrónico transparente, que evitaría la salida de grandes sumas de dinero de un cajero para pagar, por ejemplo, un par de tenis o 20 libras de arroz, ello en un contexto inflacionario en el que se deben llevar los billetes en una mochila.
Sobre ello recaen los problemas de infraestructura que vienen a complejizar el escenario.
¿Soluciones? Este equipo comprobó que, ciertamente, se pueden potenciar los pagos en línea, y en no pocos establecimientos se los dificultan a los que como usted y nosotros necesitamos comprar; en tanto la infraestructura de las comunicaciones también necesita de inversiones que respalden este programa de Gobierno, un tema que por estos días ha estado en el debate de los cubanos.
Urgen otras políticas de control fiscal que obliguen a los contribuyentes a ingresar al Banco el dinero que les corresponde por pago de impuestos y tributos. El verdadero, el que deben, ese que después de identificado en una acción de control corren a depositar en efectivo en sumas que son millonarias.
El dinero se corresponde con un valor que puede ser mayor o menor según las relaciones mercantiles de la sociedad. Cuba vive hoy un escenario difícil, que se torna peor cuando, después de trabajar un mes completo, no se puede hacer uso del salario, exiguo de antemano, como si uno no fuera dueño de su dinero.