• ¿Quiénes somos?
  • Contáctenos
  • Ediciones Impresas
Periódico Guerrillero
domingo, octubre 12, 2025
  • Noticias
    • Pinar del Río
    • Cuba
    • El Mundo
  • Cultura
  • Deportes
  • Especiales
    • Pinar del Río: Para coser los bolsillos
    • Hogares de utopía en Pinar del Río
    • El hombre detrás del habano
    • Martí: el hombre que vivió con la pluma en el corazón
    • Malagones I Héroes de la lucha contra bandidos
    • Aprender a envejecer
  • Columnistas
    • Opinion
    • La Columna de Osaba
  • Multimedia
    • Fotogalerías
    • Infografías
    • Videos
  • Secciones
    • Se dice que
    • Buen Provecho
    • Curiosidades
    • Ciencia – Tecnologí@
    • Nuestro Idioma
    • Léeme
    • Guijarro
    • Aniplant
    • Trova nueva
Sin resultados
Ver todos los resultados
Periódico Guerrillero
  • Noticias
    • Pinar del Río
    • Cuba
    • El Mundo
  • Cultura
  • Deportes
  • Especiales
    • Pinar del Río: Para coser los bolsillos
    • Hogares de utopía en Pinar del Río
    • El hombre detrás del habano
    • Martí: el hombre que vivió con la pluma en el corazón
    • Malagones I Héroes de la lucha contra bandidos
    • Aprender a envejecer
  • Columnistas
    • Opinion
    • La Columna de Osaba
  • Multimedia
    • Fotogalerías
    • Infografías
    • Videos
  • Secciones
    • Se dice que
    • Buen Provecho
    • Curiosidades
    • Ciencia – Tecnologí@
    • Nuestro Idioma
    • Léeme
    • Guijarro
    • Aniplant
    • Trova nueva
Sin resultados
Ver todos los resultados
Periódico Guerrillero
Sin resultados
Ver todos los resultados
Portada Pinar del Río

La ciencia al servicio de la sociedad en Pinar del Río

MSc. Luis Pérez GonzálezPorMSc. Luis Pérez González
enero 15, 2024
en Pinar del Río
Tiempo de lectura: 9 minutos
A A
0
La ciencia al servicio de la sociedad en Pinar del Río
0
COMPARTIDAS
39
VISTAS
Compartir en Facebook

La ciencia es la mayor empresa colectiva de la humanidad, pues nos ofrece las más variadas soluciones para los desafíos de la vida cotidiana y nos ayuda a responder con acierto ante los grandes “misterios” de esta. Creo que en ese punto estamos de acuerdo todos: digamos que es la vía más importante de acceso al conocimiento.

Ahora bien, lo anterior solo tiene pleno sentido si colocamos todo el quehacer o la actividad científica misma para tributar a las más reales necesidades sociales. De lo contrario, se neutraliza, anula y desvirtúa su papel. Parecen obvias perogrulladas, pero olvidar estos presupuestos puede llevarnos a una irreversible debacle, razón más que suficiente para explicarnos hasta desde el punto de vista más pragmático por qué el Estado cubano ha tenido la claridad imprescindible para colocar como prioridad un sistema de gestión del gobierno basado en la ciencia y la innovación. 

El propio Fidel lo tuvo como certeza desde muy temprano, y ya en 1960 declaró con total convencimiento que: “El futuro de nuestro país tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, un futuro de hombres de pensamiento”.

Un componente esencial en esta problemática que se renueva constantemente es la participación ciudadana, con conciencia y compromiso, sin el menor vestigio de fanatismo o ceguera actuante. Únicamente así podemos construir una inequívoca cultura científica que nos conduzca, paso a paso, al desarrollo sostenible. Cuando los vericuetos de la cotidianidad nos llaman a pensar y aplicar métodos científicos, cuando se borra el desesperado afán de “tapar con curitas” cualquier inconveniente esperado o no…, entonces, solo entonces, podemos afirmar que vamos por buen camino.

Gobierno y ciudadanos tienen que entender el lenguaje de la ciencia, tienen que identificarse con sus códigos y tendencias, hasta con sus avisos y predicciones. Los desafíos actuales lo piden a gritos, porque son multidisciplinares y cubren el ciclo de vida completo de la innovación -desde la investigación al desarrollo de conocimientos y sus aplicaciones-. Nunca antes la expresión SABER HACER había aprehendido tantas connotaciones.

La ciencia no es un lujo. No hay desarrollo económico posible sin inserción de la ciencia en la economía. Y sin capacidad científica no habría tampoco capacidad de asimilar las nuevas tecnologías. Estas son verdades que devienen principios que orientan el trabajo diario en cualquier ámbito o frente. Por eso, quienes primero tienen que salir de los tradicionales esquemas mentales, quienes primero tienen que saltar de sus rutinarias zonas de confort son los cuadros. A ellos corresponde acabar de ocupar la posición que les toca para convertirse en poleas transmisoras, pero, sobre todo, desarrolladoras.

El denominado -por los expertos en estas temáticas- redespegue de la actividad científica no es lujo, sino urgencia. El daño causado por los años de periodo especial y el permanente bloqueo enemigo nos exigen proyectar y actuar sin mucha dilación. La tan repetida frase “el tiempo es oro” se resemantiza en nuestro contexto nacional con un alcance muy especial.

Incluso, tal dilema nos lleva obligatoriamente a reconsiderar el concepto y el rol del científico en una sociedad como la nuestra. No se trata, en modo alguno, de vulgarizar la imagen del hombre que se dedica a las investigaciones con admirable consagración y que permanece horas y horas en un laboratorio; pero sí, configurarla con rasgos más incluyentes y cercanos.

También habría que corregir el sentido limitado o restringido que se le ha otorgado al término ciencia: se emplea mucho para aludir solamente a las ciencias exactas, lo cual frustra desde un comienzo el importante servicio que pueden brindar las ciencias sociales; y la segunda aberración es el uso de esta palabra para hacer referencia al método de pensamiento que obtiene resultados verificables por el razonamiento lógico de los hechos observados. Tanto la primera como la segunda posición descrita son muy dañinas, porque impiden ver y aprovechar sus bondades para el beneficio de la humanidad.

El otro ángulo a analizar es el que tiene vinculación con la educación científica, comprendida como la implantación de un hábito indagador, experimental y racional de la mente. Desde la simple curiosidad ante cualquier fenómeno hasta la búsqueda y el descubrimiento de las causales de un hecho. 

Por eso, la escuela como institución social debe velar por sembrar la semilla de esa inquietud por el hallazgo. Una enseñanza basada en contenidos asignaturistas que se imparten casi siempre como inmutables y acabados puede frenar ingenuamente el desarrollo de personas que en un futuro logren ser actores sociales creativos y transformadores.

El llamado Perfeccionamiento Continuo del Sistema Nacional de Educación ha trabajado con mucho tino para conseguir por etapas la liquidación gradual de cualquier vestigio que quede de la tradicional concepción bancaria de la enseñanza, y en su lugar, dar prioridad al desarrollo de habilidades y competencias intelectuales y profesionales. Ese es el caldo de cultivo propicio para la formación de una actitud científica. En la medida que este proceso vaya concretándose en las nuevas generaciones de cubanos, la ciencia podrá abrirse paso de modo natural.

No olvidemos que el conocimiento científico se actualiza a sí mismo, afinando sus perspectivas, desechando miradas obsoletas y manteniéndose en constante estado de comprobación. De esta manera se diferencia enormemente de otras doctrinas de interpretación de la realidad como la religión, en las que el saber es estanco e inmovilismo. Nada está más alejado de lo que pide Cuba en estos momentos.

Si queremos de veras que la ciencia sirva a la sociedad, debemos verla como el antídoto de la inercia, debemos sentirla como halón y empuje, debemos aplicarla con sabiduría y esmero, debemos valorarla y protegerla con celo como patrimonio de la nación. 

Como conjunto de saberes organizados, se nos presentan varias ramas, cada una con sus invariantes y tipicidad. Así se identifican y agrupan las exactas, naturales, sociales, formales, lógicas; con sus perfiles y objetos bien marcados, aunque en la modernidad resulta imposible siquiera mencionarlas sin pensar y abordar sus interconexiones, o sea, aquellas zonas que van diseñando nexos y paralelismos.

Una reflexión final se impone: hay un denominador común que se traduce en la profunda convicción de que la ciencia no es un “algo más” en nuestras vidas, sino vislumbre y promesa de un mundo mejor. Y en ello queda conectado muy bien el tema de la soberanía nacional.

La ciencia es la mayor empresa colectiva de la humanidad, pues nos ofrece las más variadas soluciones para los desafíos de la vida cotidiana y nos ayuda a responder con acierto ante los grandes “misterios” de esta. Creo que en ese punto estamos de acuerdo todos: digamos que es la vía más importante de acceso al conocimiento.

Ahora bien, lo anterior solo tiene pleno sentido si colocamos todo el quehacer o la actividad científica misma para tributar a las más reales necesidades sociales. De lo contrario, se neutraliza, anula y desvirtúa su papel. Parecen obvias perogrulladas, pero olvidar estos presupuestos puede llevarnos a una irreversible debacle, razón más que suficiente para explicarnos hasta desde el punto de vista más pragmático por qué el Estado cubano ha tenido la claridad imprescindible para colocar como prioridad un sistema de gestión del gobierno basado en la ciencia y la innovación. 

El propio Fidel lo tuvo como certeza desde muy temprano, y ya en 1960 declaró con total convencimiento que: “El futuro de nuestro país tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, un futuro de hombres de pensamiento”.

Un componente esencial en esta problemática que se renueva constantemente es la participación ciudadana, con conciencia y compromiso, sin el menor vestigio de fanatismo o ceguera actuante. Únicamente así podemos construir una inequívoca cultura científica que nos conduzca, paso a paso, al desarrollo sostenible. Cuando los vericuetos de la cotidianidad nos llaman a pensar y aplicar métodos científicos, cuando se borra el desesperado afán de “tapar con curitas” cualquier inconveniente esperado o no…, entonces, solo entonces, podemos afirmar que vamos por buen camino.

Gobierno y ciudadanos tienen que entender el lenguaje de la ciencia, tienen que identificarse con sus códigos y tendencias, hasta con sus avisos y predicciones. Los desafíos actuales lo piden a gritos, porque son multidisciplinares y cubren el ciclo de vida completo de la innovación -desde la investigación al desarrollo de conocimientos y sus aplicaciones-. Nunca antes la expresión SABER HACER había aprehendido tantas connotaciones.

La ciencia no es un lujo. No hay desarrollo económico posible sin inserción de la ciencia en la economía. Y sin capacidad científica no habría tampoco capacidad de asimilar las nuevas tecnologías. Estas son verdades que devienen principios que orientan el trabajo diario en cualquier ámbito o frente. Por eso, quienes primero tienen que salir de los tradicionales esquemas mentales, quienes primero tienen que saltar de sus rutinarias zonas de confort son los cuadros. A ellos corresponde acabar de ocupar la posición que les toca para convertirse en poleas transmisoras, pero, sobre todo, desarrolladoras.

El denominado -por los expertos en estas temáticas- redespegue de la actividad científica no es lujo, sino urgencia. El daño causado por los años de periodo especial y el permanente bloqueo enemigo nos exigen proyectar y actuar sin mucha dilación. La tan repetida frase “el tiempo es oro” se resemantiza en nuestro contexto nacional con un alcance muy especial.

Incluso, tal dilema nos lleva obligatoriamente a reconsiderar el concepto y el rol del científico en una sociedad como la nuestra. No se trata, en modo alguno, de vulgarizar la imagen del hombre que se dedica a las investigaciones con admirable consagración y que permanece horas y horas en un laboratorio; pero sí, configurarla con rasgos más incluyentes y cercanos.

También habría que corregir el sentido limitado o restringido que se le ha otorgado al término ciencia: se emplea mucho para aludir solamente a las ciencias exactas, lo cual frustra desde un comienzo el importante servicio que pueden brindar las ciencias sociales; y la segunda aberración es el uso de esta palabra para hacer referencia al método de pensamiento que obtiene resultados verificables por el razonamiento lógico de los hechos observados. Tanto la primera como la segunda posición descrita son muy dañinas, porque impiden ver y aprovechar sus bondades para el beneficio de la humanidad.

El otro ángulo a analizar es el que tiene vinculación con la educación científica, comprendida como la implantación de un hábito indagador, experimental y racional de la mente. Desde la simple curiosidad ante cualquier fenómeno hasta la búsqueda y el descubrimiento de las causales de un hecho. 

Por eso, la escuela como institución social debe velar por sembrar la semilla de esa inquietud por el hallazgo. Una enseñanza basada en contenidos asignaturistas que se imparten casi siempre como inmutables y acabados puede frenar ingenuamente el desarrollo de personas que en un futuro logren ser actores sociales creativos y transformadores.

El llamado Perfeccionamiento Continuo del Sistema Nacional de Educación ha trabajado con mucho tino para conseguir por etapas la liquidación gradual de cualquier vestigio que quede de la tradicional concepción bancaria de la enseñanza, y en su lugar, dar prioridad al desarrollo de habilidades y competencias intelectuales y profesionales. Ese es el caldo de cultivo propicio para la formación de una actitud científica. En la medida que este proceso vaya concretándose en las nuevas generaciones de cubanos, la ciencia podrá abrirse paso de modo natural.

No olvidemos que el conocimiento científico se actualiza a sí mismo, afinando sus perspectivas, desechando miradas obsoletas y manteniéndose en constante estado de comprobación. De esta manera se diferencia enormemente de otras doctrinas de interpretación de la realidad como la religión, en las que el saber es estanco e inmovilismo. Nada está más alejado de lo que pide Cuba en estos momentos.

Si queremos de veras que la ciencia sirva a la sociedad, debemos verla como el antídoto de la inercia, debemos sentirla como halón y empuje, debemos aplicarla con sabiduría y esmero, debemos valorarla y protegerla con celo como patrimonio de la nación. 

Como conjunto de saberes organizados, se nos presentan varias ramas, cada una con sus invariantes y tipicidad. Así se identifican y agrupan las exactas, naturales, sociales, formales, lógicas; con sus perfiles y objetos bien marcados, aunque en la modernidad resulta imposible siquiera mencionarlas sin pensar y abordar sus interconexiones, o sea, aquellas zonas que van diseñando nexos y paralelismos.

Una reflexión final se impone: hay un denominador común que se traduce en la profunda convicción de que la ciencia no es un “algo más” en nuestras vidas, sino vislumbre y promesa de un mundo mejor. Y en ello queda conectado muy bien el tema de la soberanía nacional.

ShareTweetSendSharePinShare
Artículo anterior

Ciencia en función del desarrollo en Pinar del Río

Siguiente artículo

Pinar del Río, calor y aisladas lluvias 

MSc. Luis Pérez González

MSc. Luis Pérez González

Miembro de la Uneac de Pinar del Río

Publicaciones relacionadas

Aplican alternativas para recuperación de industria pesquera pinareña, tras incendio
Pinar del Río

Aplican alternativas para recuperación de industria pesquera pinareña, tras incendio

octubre 12, 2025
Jornada del Innovador en Pinar del Río
Pinar del Río

Jornada del Innovador en Pinar del Río

octubre 12, 2025
Controlan incendio en mayor industria pesquera de Cuba
Pinar del Río

Controlan incendio en mayor industria pesquera de Cuba

octubre 11, 2025
Sofocan incendio en la Empresa Pesquera Industrial La Coloma en Pinar del Río
Pinar del Río

Sofocan incendio en la Empresa Pesquera Industrial La Coloma en Pinar del Río

octubre 11, 2025
 Los basureros de la ciudad Pinar del Río
Pinar del Río

 Los basureros de la ciudad Pinar del Río

octubre 11, 2025
Obtuvo pinareño Premio al Innovador de Mayor Impacto
Pinar del Río

Obtuvo pinareño Premio al Innovador de Mayor Impacto

octubre 10, 2025
Cargar Más
Siguiente artículo
El tiempo hoy en Pinar del Rio

Pinar del Río, calor y aisladas lluvias 

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te recomendamos

Siembra en campaña de primavera en Pinar del Río.

Avanza programa de autoabastecimiento en Pinar del Río, pero no lo suficiente

mayo 15, 2021
Se afectará hoy servicio eléctrico por déficit de generación

UNE prevé afectación de 350 MW en pico nocturno este lunes

julio 8, 2024
El legendario ex atleta cubano se encuentra hospitalizado en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí de La Habana, a causa de complicaciones derivadas de la Covid-19.

Juantorena se mantiene reportado de crítico estable

agosto 15, 2022
Argentina ante la urgencia del sueño qatarí

Argentina ante la urgencia del sueño qatarí

noviembre 30, 2022
Marti-3

Díaz-Canel resalta papel de la creación para el futuro de Cuba

enero 17, 2023
Cubanoamericano Carlos Lazo.

Puentes de Amor alza su voz en EEUU contra el bloqueo a Cuba

noviembre 28, 2021
  • ¿Quiénes somos?
  • Contáctenos
  • Ayuda

© 2022 Periódico Guerrillero. - Todos los Derechos Reservados

Welcome Back!

Login to your account below

Forgotten Password?

Retrieve your password

Please enter your username or email address to reset your password.

Log In

Add New Playlist

Periódico Guerrillero
  • Portada
  • Pinar del Río
  • Cuba
  • El Mundo
  • Cultura
  • Deportes
  • Columnistas
    • Opinión
    • La Columna de Osaba
  • ¿Quiénes somos?
  • Contáctenos

© 2022 Periódico Guerrillero. - Todos los Derechos Reservados