Aunque preparan sus coreografías con todo rigor, siempre es distinto el resultado final en la escena. Ilia Margarita Mayea Hidalgo y Noel Díaz Aldana no se resisten a la tentación de dejarse llevar por la música, o más bien, por la “química” que les permite improvisar movimientos y pasos en total sintonía, como si uno leyera la mente del otro.
“Es una comunicación inexplicable que tenemos nosotros desde que nos conocimos -cuenta ella-. Pero, además, no nos gusta ser mecánicos, nos gusta disfrutar, interpretar el baile”.
Hace más de 20 años se iniciaron como pareja danzaría, y aunque ese trayecto ha tenido periodos de interrupción, el destino acaba propiciando el rencuentro. Con la reinauguración del centro cultural Polo Montañez, en junio pasado, iniciaron una nueva temporada como proyecto artístico, ahora con el nombre de Raíces.
“Antes nos hacíamos llamar Salsa y Tradición. Ella es la salsa, y yo, la tradición”, explica Noel, con esa sonrisa peculiar que pocas veces se desdibuja del rostro.
Y entonces ella aclara: “Pero el objetivo aún es el mismo: preservar nuestros bailes tradicionales cubanos, mantener vivas nuestras raíces, sobre todo ahora, que con los bailes urbanos y otras nuevas tendencias, la juventud no conoce lo que son los bailes tradicionales cubanos”.
Ilia y Noel son egresados de la Escuela Profesional de Arte de Pinar del Río, en el perfil de instructores de arte. Antes de llegar a esa institución educativa, ambos estudiaban en escuelas deportivas, mas, decidieron apostar por nuevos horizontes profesionales.
“A la par del deporte, éramos aficionados de la Casa de Cultura de nuestros municipios. En ese momento había déficit de instructores de arte en el país e hicieron pruebas de captación en el movimiento de artistas aficionados”, rememora la bailarina, dueña de elegancia y sensualidad en cada presentación.
“En mi caso, aunque estaba muy activo en mi deporte, siempre tuve esa pasión por el baile, desde chiquito, en la familia. Así que me dieron la oportunidad y no lo pensé”, confiesa Noel.
Como instructores de arte, también poseen una historia loable. Hablan con orgullo de los inicios en la casa de cultura Pedro Junco, las misiones internacionalistas en Venezuela, la satisfacción de mostrar a otros la maravilla de la danza.
En especial, Noel posee larga experiencia en el trabajo con grupos de creación de todas las edades. Tan solo en la actual etapa, asesora el quehacer de la compañía infantil Sueños de Ángeles y del movimiento danzonero del territorio; a la vez que lidera el conjunto juvenil Espiral y la comparsa de la Juventud y los Estudiantes.
“Soy el papá Noel de los muchachos míos, más que el profesor de Danza. Ese trabajo me hace feliz, vivo para eso”, confiesa.
Con similar dicha, Ilia -quien actualmente es la directora municipal de Cultura en Viñales- asegura que “ser instructor de arte es una experiencia bella, siempre lo digo donde quiera que esté”.
Perteneciente al catálogo de la empresa de la música y los espectáculos Miguelito Cuní, la pareja de baile Raíces tiene el don de contagiar al espectador con su alegría en escena. Hay un carisma en ellos que complace más al público que cualquier exquisitez técnica.
“Cuando seamos muy mayores y ya no podamos bailar lo que es un cha cha chá, un son o una guaracha, pasaremos para el danzón y para el danzonete, pero seguiremos bailando hasta que Dios quiera” asegura Ilia.
Noel secunda sus palabras y agrega: “Para ese entonces, mi sueño es también sentarme a disfrutar de los alumnos míos, y que sean mi relevo”.