El agua en Pinar del Río es, quizás, una de las mayores problemáticas que por años ha perjudicado a la ciudad: no llega a Cuneta, se demora el ciclo para las zonas que se abastecen del tanque, más de dos meses sin servicio en la carretera de Viñales, crítico el suministro en la parte oeste de la urbe… Las pipas no suplen las necesidades, y quien logra “llegarle” a una, es muy probable que haya dejado medio salario en ella.
Por años, ha sido esta la cabecera provincial con los ciclos de abasto más largos del país, y; sin embargo, tiene el agua de mejor calidad y las sequías no se comparan con las del oriente.
PUNTOS CRÍTICOS DE LA CIUDAD
En las últimas semanas, la situación se ha tornado más compleja a partir de la rotura de equipos de bombeo en el campo de pozos y los prolongados apagones, pues aunque se protege de forma general, en algunos momentos la electricidad tiene “intermitencia” y, según explica Robert Hechevarría Ramírez, director de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado Pinar del Río (Eaapr), “cada vez que eso ocurre lleva un tiempo volver a arrancar las bombas y que el agua llegue hasta la ciudad, no son minutos”.
Maridé Carmona Rodríguez reside en El Mijares. “Se hizo una inversión hace semanas y aún no hemos logrado ver los resultados. Las calles rotas, el tráfico desviado, y en la práctica no se aprecia una mejoría”, comenta a Guerrillero.
Al respecto, Hechevarría Ramírez declaró que los trabajos realizados en la salida de la carretera a San Juan y Martínez permitirán que el agua llegue con más fuerza a ese reparto, pero no se ha podido constatar su beneficio, porque inmediatamente que se concluyeron, la conductora de 20 pulgadas, y la más antigua de la ciudad, se quedó trabajando apenas con dos pozos de cinco y el rebombeo del Anillo 1, ubicado en Siete Matas, el cual impulsa el agua también está roto, acotó.
El resultado de las labores que allí se ejecutaron aún no han sido palpadas por la población, asintió el directivo, quien reconoció las condiciones en las que en la actualidad se ofrece el servicio.
“Hoy las zonas más afectadas son las que reciben de la conductora de 20, dígase Cuneta, Lazareto, Farmacia, Galeano, Ranchito, Mijares y también está el reparto conocido como Llamazares, un área completamente de edificios que recibe del rebombeo de La Pescadería, y cuya bomba lleva un mes en el taller de San José, en La Habana, para ser reparada”.
Hasta el momento, prácticamente se está garantizando el agua en ruta, y los 25 000 clientes que se sirven de este sistema de 20 pulgadas, están perjudicados.
Sin embargo, estos no son los únicos lugares a los que el servicio no llega con frecuencia. Varios vecinos del Vélez, de las cuadras cercanas al Pediátrico, Justo Hidalgo y el Villamil, igualmente se quejan con frecuencia de que el líquido escasea y pasan entre un ciclo y otro más de 30 días.
Tal es el caso de Tania Pérez, quien reside en la zona de Intermedia y sufre cuando el agua no sube hasta su segunda planta, “a pesar de que se ve correr calle abajo”.
Roberto Capote Amador, jefe de Operaciones de la UEB de Pinar del Río, precisó que, aun cuando se hace un monitoreo diario a las operaciones del agua en la ciudad y se comprueba la manipulación de las llaves y que llegue el servicio hasta los extremos finales de las redes, no siempre se logra satisfacer a la población.
“En ocasiones hay que cambiar la operación prevista por la energía, por los caudales, por las salidas imprevistas de equipos… El tanque del Acueducto precisa de seis horas para llenarse, en tanto, en solo tres vuelve a perder su volumen, de ahí que los ciclos igual se extiendan.
“La conductora de 30 tampoco trabaja con todos sus equipos, y ello demora sobremanera el tiempo en el que el tanque se recupera, eso sin contar un salidero importante que tiene en una de sus tuberías de centro acero que hasta ahora no se ha podido suprimir por falta de insumos”, alegó el director de la Empresa.
EL DILEMA DE LOS EQUIPOS
“Pero no puede quedarse la provincia de manos cruzadas”, espetó un vueltabajero que a diario espera el agua por las redes y no le llega desde hace meses. “Yo no puedo darme el lujo de pagar una pipa, soy jubilado, y aunque me subieron la pensión, sigue siendo insuficiente ante los altos precios. Pago medicamentos y alimentos. De verdad es insostenible”, lamentó.
Ante su preocupación, los directivos de Acueducto aseguran que este es un tema que, a pesar de que no tienen la solución en las manos, se revisa a diario por la dirección del Partido y el Gobierno. “Hablamos todos los días con los representantes de la Osde Agua y Saneamiento y con el presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos para gestionar y coordinar los trabajos en el territorio. Las personas se preguntarán por qué la crisis con los motores si este ha sido un territorio beneficiado con la entrada de equipos de bombeo”, reflexiona Hechevarría Ramírez.
“Es importante aclarar que la mayor parte de los equipos recibidos desde el paso del huracán Ian hasta la fecha son bombas horizontales para los rebombeos de la ciudad, la mayoría de ellas sin protección de grupos electrógenos, por lo que cuando no hay corriente es imposible dar el servicio, y por otra parte, los equipos que llegan para reponer roturas en el campo de pozos no son nuevos.
“Son motores recuperados en el taller en La Habana o aquí mismo en Pinar del Río. Por esa razón se rompen con frecuencia, se anuncia su instalación y sin encenderlos ya hay que extraerlos otra vez, por el gasto o porque están bombeando por debajo de lo planificado”, señaló el director.
En tal sentido, es válido resaltar la labor que realiza la brigada de Electromecánica de la Empresa, cuyos integrantes se mueven por toda la provincia, arreglando, innovando, “inventando” (como suelen decir), para mantener operativos equipos antiguos de tecnología ya obsoleta.
ESTRATEGIAS
Al cierre de esta edición, se debían trasladar desde La Habana varias bombas para el campo de pozos y también la de La Pescadería, en el Llamazares. Esto permitirá completar los equipos de las conductoras de 20 y 30 pulgadas y resolver la tensa situación que se vive en la zona oeste de Pinar, incluyendo el reparto de edificios.
Mejoraría, además, el abasto a los llamados bypass que dan agua al “Carlos Manuel”, la avenida Martí hasta la Universidad y al resto de las zonas que reciben del tanque.
La Empresa, igual, tiene a disposición de los consejos populares, previa coordinación con la Asamblea y el Consejo de la Administración, un total de 18 carros cisternas que prestan servicio, fundamentalmente, a los casos vulnerables, para ello, insistió Hechevarría Ramírez, se destina combustible todas las semanas, no solo para Pinar, sino para los municipios, aseguraron.
Capote Amador añadió que se conectaron tres calles otra vez al sistema que entrega agua por la Alta B, pues por la instalación nueva, asociada al expreso que lleva el agua desde el tanque del Acueducto hasta el reparto Vélez, no les garantizaban el servicio. Precisó que en los próximos días se procederá a colocar los tapones en las tuberías viejas, para evitar los salideros que allí se aprecian cada vez que les corresponde el ciclo.
La segunda parte de esta inversión, prevista para llegar hasta el “Lázaro Acosta” y “Jagüey Cuyují”, aún no se comenzará a ejecutar.
En días recientes llegó la bomba para ubicar en “La Manigua”, municipio de Mantua, aunque allí, al cierre de esta edición, aún se carecía de los transformadores para echar a andar el equipo, hasta el momento presta servicio con un grupo electrógeno.
Otros territorios que también han tenido dificultades son La Palma, Consolación del Sur, San Juan y Martínez y Minas de Matahambre, pero siguen siendo Mantua y Pinar los que hoy presentan un peor escenario.
En medio de los contratiempos que ya enrarecen la vida diaria de los cubanos y de los pinareños, el sistema de abasto de agua no facilita las cosas a los vueltabajeros, aunque las últimas noticias pueden alegrar y facilitar los días de muchos.
De lograrse completar los equipos en las conductoras de 30 y de 20, de salir operando adecuadamente “La Manigua” con otra posición, y el rebombeo de La Pescadería, más de 17 000 habitantes aliviarían la situación que en la actualidad presentan con el agua, ese dilema de años que cae como una constante sobre la provincia.