El Este del Archipiélago de Los Colorados es una de las 22 áreas protegidas con que cuenta Pinar del Río. Aprobada desde 2021, confluyen aquí varios proyectos encaminados a la conservación de la rica biodiversidad que atesora
Cuentan algunas leyendas que fue por el norte de Pinar del Río que Isabel de Bobadilla, también conocida como Inés de Soto, despidió por última vez a su esposo Hernando de Soto. El entonces gobernador de Cuba jamás regresó a la Isla, y aquella larga espera de su amada, desde el Castillo de la Real Fuerza, sirvió de inspiración a Gerónimo Martín Pinzón para esculpir una figura que se convertiría luego en símbolo de La Habana: La Giraldilla.
Quizás, aquel último adiós en las costas pinareñas fue también inspiración para que una de las plataformas de tierra firme que componen el archipiélago Los Colorados lleve el nombre de Cayo Inés de Soto.
Y no son solo historias las que atesora el área que abarca unas 7 000 hectáreas que incluyen los municipios de Minas de Matahambre, Viñales y La Palma, sino que atesora riquezas naturales con un valor significativo para nuestra biodiversidad.
Corales, pecios, playas vírgenes, vegetación exquisita, zarapicos, pelícanos, cocodrilos, manatíes… un caudal extraordinario de vida silvestre conforman el sitio, en el que un grupo de especialistas e investigadores trabaja sin cesar para proteger valores que nos distinguen.
UNA FUENTE DE VIDA
El área protegida de recursos manejados (APRM) Este del Archipiélago de Los Colorados es una de las 22 con que cuenta Pinar del Río. Aprobada desde 2021 por el Consejo de Ministros, debe su nombre, presuntamente, a que al observarse desde las alturas se perciben algunas lagunas de agua roja.
“Esto se debe al flujo de una sustancia propia del mangle rojo, y como estas aguas tienen poco movimiento, desde la superficie se ven de ese color”, comenta Raúl Martínez Rivera, especialista para la Educación Ambiental del APRM.
Agregó que el 89% del área es marina, y comprende las cuatro líneas de manglar y una zona de amortiguamiento. Desde el 2024 comenzaron con un plan de manejo aprobado para el quinquenio, lo que les permite realizar acciones que mantienen el sitio en ascenso a pesar de las dificultades.
De acuerdo con Felipe Madrazo Escalona, subdelegado de Medio Ambiente en la Delegación Territorial del Citma, Los Colorados tiene dos valores particulares muy importantes: el primero, considerado la zona núcleo de conservación, es el refugio de vida silvestre Corona de San Carlos. El segundo tiene que ver con los manglares.
“La Corona es un promontorio que sale de la plataforma de Cuba por debajo del agua. Es como una gran roca que sirve de refugio a los meros, que son tipos de peces entre los que se incluye el pargo, la cherna, el jurel. Ellos vienen de toda la zona norte de Cuba, dígase Camagüey, Ciego de Ávila, Las Tunas, Villa Clara, incluso de los cayos de la Florida, a desovar ahí.
“Es un área que se sobreexplotó mucho con la pesca y disminuyeron las capturas. El propio Ministerio de la Industria Alimentaria se dio cuenta de cómo mermaban los volúmenes en los últimos tiempos, hasta que se propuso prohibir la pesca donde desovaban las especies, para entonces dar paso a los juveniles que podrían repoblar el entorno”.
Apunta Martínez Rivera que muchas de estas especies están en lista roja, en peligro o amenazadas y otras que tienen gran importancia comercial como es el pargo.
“El otro aspecto significativo es la zona de manglar- resalta Madrazo Escalona-. Es ahí donde anidan miles de especies de aves, pero además, nos provee de la mejor miel que producen las abejas; es el lugar donde desovan cangrejos, camarones, langostinos; constituye un filtro para que el agua que llega al mar lo haga con más claridad, menos turbidez y menos aportes de desecho”.
Refiere el especialista en Educación Ambiental que las poblaciones de manglares de la zona estuvieron muy bien conservadas pero debido al impacto del cambio climático, a los huracanes y a la acción del hombre han sufrido daños considerables. También ha aumentado la salinización, por lo que urge su conservación.
A pesar de ser un área mayormente marina, Los Colorados también presenta un alto endemismo de aves. Acota Martínez Rivera que aproximadamente 14 de las endémicas reconocidas en Cuba viven en el área protegida.
CONSERVAR EL FUTURO
Por uno de los canalizos del área, descubrimos parte del archipiélago. La embarcación surca las aguas que se adornan con los distintos tipos de mangle, mientras su transparencia hace que se note la amplia vegetación de los fondos marinos.
Apenas da tiempo al equipo de prensa a captar los peces que parecen volar en grupos o las gaviotas que avisan que se acercan los cayos. “El archipiélago tiene una característica suigéneris, y es que está formado por unos pequeños parches de tierra firme entre las poblaciones de manglar”, advierte el especialista.
Y de repente cambia el color del mar, el verdeazul cristalino contrasta con las arenas blancas; se asoman áreas vírgenes que hacen una simbiosis especial con la orografía y los paisajes característicos de Viñales.
En Los Colorados convergen varios proyectos de conservación: uno dedicado a la vegetación, otro a las aves, a especies y ecosistemas marinos, además de los relacionados con la señalización, la vigilancia y protección, la ordenación forestal, la eliminación de plantas invasoras y la educación ambiental.
“Esta es una zona que ha estado muy pocas veces bajo el lente científico. Las últimas publicaciones que aparecen con ese rigor son aproximadamente del 2010. Entonces, nos toca a nosotros investigar, publicar para servir de referencia a futuras investigaciones, explica Martínez Rivera.
José Luis León Calzadilla, especialista en conservación al frente del proyecto de plantas invasoras, cuenta que desde que trabajan en el área, varios años antes de que fuera aprobada como APRM han ido descubriendo la riqueza que tiene.
“Esta zona ha sufrido mucho el impacto de plantas invasoras como el marabú o la aroma. Poco a poco las hemos eliminado y ya hemos reforestado unas 10 hectáreas. También la casuarina es un problema, es la especie que más ataca en la parte de los cayos”, dice.
“En el caso de las especies marinas nos golpea la captura indiscriminada de quelonios, de manatíes, y la pesca furtiva en zonas donde está prohibido. Hay pescadores que usan los llamados tranques y entonces no permiten que los peces lleguen a la Corona a desovar.
“Por eso es tan importante la cooperación que tenemos con guardabosques y entidades marinas, sobre todo para proteger las áreas restringidas para la pesca.
“Muchas veces la crisis energética y la falta de combustible hacen que no se puedan realizar los patrullajes o la vigilancia y protección como está establecido, por eso tratamos de que todo el mundo sea capaz de ayudarnos para que nuestra área fluya y poder cuidar esas especies que nos dan valores”.
Y en ese aspecto juega un papel determinante la educación ambiental. Asegura Martínez Rivera que es lo que permite educar a las comunidades asociadas al área protegida sobre cómo debemos conservar nuestros recursos y cómo buscar soluciones que sean más adaptativas.
“Educar a las comunidades aledañas como El Rosario, Puerto Esperanza, incluso Pajarito, es de vital importancia para la subsistencia del área. Hacemos talleres, charlas educativas, conferencias, y también tratamos de visualizar nuestras acciones en las plataformas digitales y a través de la prensa.
“Trabajamos con niños, adultos, jóvenes, con personas de la tercera edad y con quienes tienen cierta discapacidad, porque la educación ambiental también tiene que ser inclusiva”.
Entre las proyecciones del APRM está el desarrollo del turismo de naturaleza, pues las áreas protegidas necesitan ser autosustentables.
“Si logramos hacer un turismo controlado, donde los guías sean los trabajadores del área protegida, que tienen conocimiento de los ecosistemas y de su funcionamiento, pudiéramos entonces generar ingresos, pero también mostrar a las personas los recursos naturales que tenemos y la necesidad de conservarlos.
“Básicamente, proponemos el disfrute de nuestros canalizos con las poblaciones de manglar, los fondos marinos con algunos puntos de buceo con equipo ligero y nuestras playas en la parte norte”.
En el Este del Archipiélago de Los Colorados hay riqueza: vida silvestre que distingue a nuestro entorno, recursos naturales que nos proveen del equilibrio que necesitamos, paisajes exóticos que deslumbran, nuestro único deber es protegerla.
