Aseguran que las lágrimas son las palabras que el corazón no puede decir y hay muchos hombres y mujeres que por estos días dejan que sean ellas las portadoras de su mensaje en la Empresa Pesquera Industrial de La Coloma (Epicol) Gerardo Medina Cardentey; y es que tras el incendio, ocurrido en la madrugada del pasado 11 de octubre, allí el dolor encontró un espacio, pero tuvo que achicarse, porque a la congoja la supera con creces la motivación.
Resilientes por la constante exposición a fenómenos naturales adversos como los huracanes, una vez más, en medio de la fatalidad florece la unidad, empatía y consagración.
también se anida la esperanza de la recuperación. Foto: Pedro Paredes Hernández
TRISTE PRIVILEGIO
Francisco Parera Méndez, jefe de grupo de los trabajadores de Empresa de Servicios Especializados de Protección S.A (Sepsa) que salvaguardan la instalación tiene el triste privilegio de ser el primero que avistó el humo. Recuerda que alrededor de las cuatro de la mañana en una ronda habitual, el custodio que se encontraba en la posición seis le comentó que estaba sintiendo olor a quemado, comprobó con la posta de la puerta si percibía ese olor y lo negó.
Aunque inicialmente estimó que podía ser fruto de algún horno de carbón malogrado por la lluvia incesante del día, salió a inspeccionar y vio humo saliendo por el techo de la planta de procesamiento de la langosta, localizó al jefe de turno en la Planta de Hielo y fueron a investigar.
Encontraron a mitad del pasillo un chisporreteo en el techo e inmediatamente activaron el plan de aviso. Ese fue el inicio de un fuego que se extendió por ocho horas consumiendo todo cuanto encontraba a su paso, las fuerzas del Comando 1 del Cuerpo de Bomberos batallaron con las llamas hasta su control y si bien hoy celebramos que no hubo pérdidas de vidas humanas ni escape de amoníaco, en el orden material hay cuantiosos daños.
Noel Blanco Rojas, quien trabaja en la línea de la langosta como clasificador y además es delegado de la comunidad, fue quien explicó a los vecinos que no había peligro de escape de amoníaco, pero que debían estar alertas.
Llegó apenas tuvo conocimiento del incendio “hubo un momento en el que tuve que salir y respirar profundo. Ver cómo se quemaba el lugar en el que trabajo desde hace casi 40 años no era fácil»
TRAGARSE LAS LÁGRIMAS
Yordan Nogueira Tapia, director general de Epicol, confiesa que cuando el paso de Ian lloró y que fueron sus compañeros quienes lo consolaron, pero que esta vez tuvo que tragarse las lágrimas, porque no podía ser él quien infundiera más desánimo al colectivo y era evidente que la tarea por delante requeriría de mucho esfuerzo, lo que reconoció están haciendo con más voluntad que fuerza.
Toda la línea de procesamiento de la langosta en sus diferentes presentaciones se destruyó, de forma preliminar entre daño estructural y equipamiento estiman que las pérdidas ascienden a 110 millones de pesos integrando divisa y moneda nacional.
Como elemento positivo las cámaras de congelación no sufrieron gran deterioro, sólo en las juntas y puertas, pero tres días después del incendio se encontraban en funcionamiento.
La mayor preocupación es cómo proteger a los 175 trabajadores de la planta, quienes devengaban al momento del siniestro un salario promedio de 20 000 pesos, muy superior al general de la Empresa que se encuentra en 9 000.
Yanet de la Fuente Gómez de Molina, directora de Capital Humano, explicó que emplearán diferentes alternativas, entre ellas cubrir las plazas vacantes en otras unidades empresariales de base (UEB), y aquellos que permanezcan interruptos recibirán el 60 por ciento de su sueldo escala.
Añadió, que de conjunto con la Dirección de Trabajo y Seguridad Social en la provincia y el Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal), revisan qué otras opciones hay legisladas para estos casos, con el objetivo de amparar a los trabajadores.
Esperan el arribo de materias primas para intensificar las elaboraciones en la planta de procesamiento de pescado y reincorporar a un grupo de obreros a la misma, ampliando los turnos, otros estarán en la recuperación y reconstrucción, especificó el director..
LA LIMPIEZA
A pocas de extinguirse el fuego empezaron a limpiar el local, junto a las planchas de zinc, mesas calcinadas, cenizas, escombros, sacan también preocupaciones y esperanzas, Maipú Martínez Sánchez, especialista de gestión de la calidad, comenta con el llanto contenido, que es muy doloroso, que le dijo a su mamá jubilada, pero que trabajó toda la vida ahí, que no vaya a verlo “esto es muy duro.”
“Es un desastre”, comenta José Luis Páez Rodríguez, pescador de la embarcación langostera 110, perteneciente a la UEB extractiva Boca de Galafre, quien ayudaba al saneamiento mientras avituallaban al barco para salir a la zona de captura, porque sabe que ahora hay que hacer lo que sea necesario para recuperarse.
María Rosa Páez Miranda, trabajadora de la Industria, habla con voz quebrada, “duele ver todo destruido, ver así el lugar de donde sale el sustento de nuestras familias, perdimos todo, pero no estamos derrotados, aquí estamos limpiando y las mujeres guapeando, sacando lo que haga falta para dejar eso listo y que quienes puedan recuperarlo lo hagan, después de esto, vamos a tener una empresa no igual, sino mejor”.
Entre quienes paleaban escombros se encontraba Lester López Fiallo, comercial de la Empresa Filial Puerto Esperanza, comentó que apenas supieron lo sucedido llamaron al director para decirles que estaban dispuestos a colaborar con lo que hiciera falta y diariamente viaja una brigada para hacerlo.
Su entidad no captura langosta, pero asegura que también salen perjudicados, porque es un producto vital para la economía de Epicol, la provincia y el país, “aquí todos somos Cuba”.
“Es mucho el dolor que tenemos, pero estamos trabajando para recuperarnos.”, comenta Ariel Valdés Blanco, técnico en gestión de ventas de la UEB Industria, y añade, “esta línea era el alma de la Empresa”.
“SALIMOS”
De una u otra forma la frase se reitera “de esta salimos” y lo dicen con la misma certeza que los llevó a recuperase del paso arrasador de Ian, el director general precisó que desde ese entonces existen intenciones de contrato para la compra de recursos y materiales que facilitarán el montaje y reconstrucción de la línea de la langosta, “sería el momento para hacer un mejor diseño de planta, la que teníamos estaba muy buena, pero la nueva estaría más acorde a las últimas exigencias del mercado internacional”.
A la vez, se revisa las potencialidades de proveedores nacionales para la adquisición de estructuras metálicas y cubiertas ligeras, pues son accesorios y recursos que no se deben importar sino fabricarlos aquí.
Como prioridad valoran entre los escombros qué puede reutilizarse, aunque sea para otro destino y se empeñan en mantener la vitalidad de las operaciones y ya pronto estarán en las zonas de pesca las embarcaciones langosteras, las capturas de la UEB arroyo de Mantua se transportarán por carretera hasta Batabanó, y el resto tributarán vía marítima a esta industria y de la Isla de la Juventud.
Las tripulaciones deberán extender su estancia en el mar, pero ahora el pilar para la recuperación es no detener el flujo productivo, así lo resalta Nogueira Tapia, quien añade que el colectivo en general dio una excelente respuesta y agradece las muestras de solidaridad dadas por los lugareños, entidades homólogas y pertenecientes al Minal en todo el país.
Resalta que velan por rigor el uso de medios de protección como cascos y guantes, porque no es posible que ocurra un accidente ahora si salieron ilesos del incendio.
Foto: Pedro Paredes Hernández
EN CONTEXTO
El 45 por ciento de la langosta que procesa el país, salía de la planta hoy destruida, el principal destino el mercado internacional y estaban listos para recibir una inspección de la comunidad europea de forma online, además contaban con el sistema wifi que permitiría ese examen. Con este fin estaban instaladas las pizarras nuevas con detectores de amoníaco y controladores de temperatura monitoreados desde la planta de hielo.
De las 2700 toneladas (t) previstas a capturar incumplen hasta la fecha con 600, entre otras causas como la disponibilidad de combustibles, el director señala el efecto del cambio climático sobre los fondos marinos de la plataforma, monitoreos y estudios recientes constatan una menor manifestación de la especie.
Las altas temperaturas en el mar y la ausencia de refugios marinos por el daño que provocaron los huracanes propician que migren a zonas más profundas, a las que se dificulta llegar con las artes de pesca de las que hoy disponen; al respecto, acotó, que los pesqueros que necesitan requieren de elementos como acero, deficitario en el país y cuyo destino compite con otras prioridades como el programa de construcción de viviendas, no obstante ya importaron planchas plásticas y esperan incrementarlos próximamente.
LOS COLOMEROS
El fuego arrasó y dejó destrucción, pero están a salvo los hombres y mujeres que con su esfuerzo cotidiano colocaron hace años a Epicol como una empresa de referencia en el país, son los mismos que se enjugan las lágrimas, se les quiebra la voz, se lamentan de la magnitud de las pérdidas, pero a la par juntan las manos en el afán de eliminar toda la suciedad, como si al borrar las huellas del incendio tuvieran la posibilidad de despertar y que sólo se tratara de un mal sueño.
Son ellos los que marcan la diferencia entre ruina y adversidad, porque saben que no es la primera vez que son derribados, pero también tienen la certeza de que unidos pueden levantarse, y ya están erguidos, inmersos en la recuperación, y es que los colomeros, lloran de pie.
como pizzas para expresar su apoyo y solidaridad con la labor que realizan en aras de sanear a un centro que es parte de la identidad del poblado. Foto: Pedro Paredes Hernández