Lograr la soberanía alimentaria es una de las máximas demandas de nuestro país, y así se ha orientado a todos los campesinos, productores, estructuras productivas y aquellos que de cierta forma también siembran y cosechan su pedacito de tierra de forma general.
Pero no solo los cultivos varios y rústicos como también se les conocen – díganse el boniato, la yuca, calabaza y otros – son importantes, sino que en esta tan importante tarea, el arroz juega un papel primordial.
Cuba, los cubanos, a pesar de no contar con tantas tierras ricas en propiedades para este cultivo, somos una nación consumidora de arroz por costumbre, de ahí que se precisen convenios, estrategias y acuerdos con otros países para su potenciación.
En este sentido, nuestro país ha alcanzado grandes alianzas con productores vietnamitas, las cuales hoy ya rinden frutos en el municipio de Los Palacios y otras tierras adyacentes.
EL PROYECTO
De acuerdo con Jose Miguel Sarría Padrón, director de la UEB Cubanacán Agrícola, este nuevo proyecto con la hermana nación, comenzó con una entrega de alrededor de mil hectáreas en usufructo para la siembra y cosecha del grano.
Según los cálculos, el rendimiento promedio debía en un primer momento superar las siete toneladas por hectárea, cifra que se sobrepasó con creces al acopiarse casi ocho respectivamente.
Por su parte, Pham Ngoc Tu, especialista principal del proyecto Cuba – Vietnam, agregó que hasta este momento, se han logrado preparar y sembrar más tierras que las convenidas debido a los altos rendimientos obtenidos en la prueba piloto.
“Ya nosotros apilamos la primera siembra y estamos en un nuevo proceso de preparación de suelos y acondicionamiento de maquinarias y trabajadores para volver a sembrar.
“Somos ambiciosos y tenemos una estrategia bien planificada para poder cultivar nuestra variedad de arroz en Cuba dos veces al año. Hemos hecho estudios que demuestran que si se tienen en cuenta todas las variables necesarias y se aplican las técnicas y productos necesarios para el crecimiento del grano, los rendimientos serán óptimos, muy superiores a lo que incluso hemos estimado”.
De acuerdo al especialista, antes que culmine el presente mes de agosto, deberán sembrar otras 300 hectáreas, para las cuales, de igual forma, se utilizará el grano importado de ese país asiático, se utilizarán maquinarias procedentes también de Vietnam, y los campos se supervisarán con sus hombres al menos en un primer momento.
A la par, en estos momentos se concilian también otras 500 hectáreas en la zona del Caribe en la demarcación de Alonso de Rojas, de las cuales ya se han comenzado a preparar cerca de 240, para de rendir lo pretendido, puedan incrementarse más en un futuro.
“Ahora nosotros estamos sembrando una semilla llamada CT-16, la cual ha demostrado tener muy buena adaptabilidad a las condiciones atmosféricas de Cuba. Esta es una variedad que soporta muy bien las altas temperaturas y también es resistente a fuertes rachas de viento e intensas lluvias”.
Sarría Padrón añadió que esta es solo la primera fase del proyecto conjunto, en el cual todo el grano acopiado será donado a nuestro país de forma solidaria con el fin de incorporarlo a la canasta familiar normada.
En un segundo momento, acotó, los especialistas vietnamitas trabajarán junto a productores cubanos seleccionados, siempre con semillas, fertilizantes y productos asociados importados y la respectiva capacitación.
En un tercer momento, aclaró también Sarría Padrón, los campesinos cubanos deberían ser capaces de sembrar sus propias tierras con la cultura y las enseñanzas obtenidas.
“Nosotros venimos para enseñar, para capacitar, para guiar y ayudar al pueblo cubano a levantar un sector y un cultivo que hoy no está en su mejor momento. Y creemos que, con esta nueva alianza, por los resultados que los campos han mostrado, será posible que en los próximos años ya el arroz no sea un problema para los cubanos”, expresó Pham Ngoc Tu.
PRODUCTORES OPINAN
“En un primer momento, todo el arroz de las tierras en usufructo fue donado a la canasta familiar normada; en el segundo paso – que es en el que estamos ahora – los amigos vietnamitas están comenzando a implementar un plan de siembra con pequeños campesinos y productores asociados a la cooperativa, para llegar a las 50 hectáreas al menos en esta primera vuelta.
“La intención es la de que cada campesino siembre entre una y dos hectáreas con todos sus productos – díganse semillas, fertilizantes, productos químicos y demás – eso, a la par del debido asesoramiento técnico”, explicó Yusniel Ligoña, vicepresidente de la cooperativa “Abel Santamaría”.
Según conoció Guerrillero, la particularidad de esta nueva fase está en que los rendimientos del campo se dividirán en partes iguales entre el productor y la empresa vietnamita asociada.
“Sin embargo, en este primer experimento, los vietnamitas solicitaron que todos los productores accedieran a vender sus cosechas en esta campaña. El pago asociado al grano, según pre acuerdos, deberá rondar sobre los 280 dólares la tonelada de arroz cáscara uno, calculados al precio del mercado informal”, dijo el vicepresidente.
No obstante, la estrategia aun comprende una tercera etapa. En esta, los productores deberán comprar el paquete tecnológico, y correr por su cuenta con la preparación de suelos y demás, solo contando con el asesoramiento gratuito.
Jesús Roberto Miranda Pérez, más conocido como Nenecho entre sus amigos, coincide en que la producción de arroz en el territorio estaba cuesta abajo, para en sus palabras, decirlo en buen cubano.
Según comentó este productor de avanzada, los rendimientos del grano en nuestro país estaban ya muy por debajo de los rendimientos mínimos indispensables para que fueran rentables por margen ínfimos.
“Lo otro es que ya estábamos también con el problema de la escasez de una semilla que fuera de calidad. Los hermanos vietnamitas creo que no pudieron llegar en un mejor momento a ayudarnos, y a prestarnos sus conocimientos en este sentido”.
Jesús Roberto fue uno de los productores seleccionados para esta segunda etapa, y según narra, aunque aun no puede dar números exactos, está muy contento con lo que se puede ver a simple vista en el campo.
“Ahora hay que ver cómo la semilla reacciona al clima nuestro, cómo se comporta frente a las plagas y cómo crece con todo este paquete tecnológico, pero por mi experiencia puedo decirte que mi campo debe estar por las ocho toneladas por hectárea.
“Otro detalle importante es que nosotros llevamos años sembrando la variedad nuestra, y en comparación con esta, el ahorro de la vietnamita en el campo es sorprendente. Es algo nunca visto. Con esta semilla importada puedo decirte que se emplean alrededor de 40 kilos por hectárea, y anteriormente nosotros gastábamos poco más de cuatro vece esa cantidad”, comentó Jesús Roberto.
Hoy este productor tiene cerca de 1,7 hectáreas bajo siembra, y a pesar de que está seguro de lo que ve en el campo, explica que “al cubano le gusta ver, experimentar con sus propias manos y tener certeza final de lo que está haciendo.
No obstante, expresó que su confianza es tal que ya prepara otra extensión de tierras para sembrar de trasplante, el cual debe dar un mayor rendimiento todavía.
“Lo mejor que tienen los vietnamitas – entre otras cualidades – es la seriedad que le ponen a cada tarea, para ellos no hay días feriados ni enfermedades, hay que aplicarle al cultivo lo que lleva, en los días que lo lleva, y creo que en ese sentido nosotros debemos ganar más cultura.
“Al final, todo esto se revierte en ganancia para el productor, para la empresa vietnamita, y por supuesto para nuestro pueblo. Es una estrategia diseñada para que todos ganemos y haya bastante arroz”.