No sé qué diferencia hay entre un aniversario “redondo” y uno que no lo sea. En verdad, puede parecer algo intrascendente, pero a juzgar por la cantidad de fechas redondas que se celebran, algo importante debe ser.
El caso es que nosotros, Guerrillero, cumplimos 54 años de fundado, y acostumbrados como estamos, muchas veces en contra de nuestra política informativa, a cubrir festividades de cualquier índole y que no tienen aniversario cerrado, hemos decidido hoy dedicarnos un espacio.
Sin ánimos narcisistas o de creernos ser el ombligo de nadie, vamos a celebrar. Y lo vamos a hacer por varios motivos: por nuestros lectores, fieles y exigentes seguidores que cada viernes llaman al semanario para aplaudir o señalar un trabajo, mayormente por la segunda causa; y en un segundo lugar por nuestros trabajadores, personal periodístico y administrativo, que saben lo que es un cierre de periódico en estos tiempos, con todas las condiciones del mundo para que algo pueda salir mal.
Me referí a Guerrillero como nosotros, porque este diario, devenido en el periodo especial semanario, es una gran familia. En todas las familias siempre hay criterios encontrados, alguna que otra discusión y mucha preocupación por aquellos que tienen dengue, por la joven que da a luz, por el más viejito que enferma, por las locuras del recién graduado, por los amigos nuevos que llegan.
En qué familia cubana no se habla de economía, de política, de decisiones acertadas y desacertadas, de lo malo que vino el pan, de lo difícil que se hace buscar la merienda del hijo, del precio del aceite y de que el café aún no ha llegado. De todas esas cosas se habla en Guerrillero.
Y aún con las redacciones desvencijadas y medio vacías, sus páginas tratan de parecerse al pinareño. No siempre lo logra, pero queda, al menos, la tranquilidad de intentarlo siempre. ¡Cuántas veces nos habremos equivocado en Guerrillero! Fechas, nombres, apellidos, algún que otro cargo mal puesto, bien sabe quien escribe y lee que al mejor escritor se le va a un borrón, pero si en algo no nos hemos equivocado jamás es en los principios, y en ese compromiso a ultranza que tiene con su gente, con el de a pie, con el pueblo.
Por años hemos huido de trabajos grises que no digan nada, de textos lineales en los que no hay que buscar más allá de las palabras; por años hemos tratado de investigar, de presentar análisis completos, objetivos, hasta donde lo permite la subjetividad de un periodista, de ser atractivos y de decir lo que otros no dicen, de darle voz a los demás.
Hacer periodismo siempre ha sido difícil; en tiempos complejos lo es aún más, pero hacer periodismo enamora y quien nace para ello deja la piel en el camino, al menos intentándolo.
Por eso, por lo mucho que nos esforzamos cada día, por alcanzar la fuente que se vuelve esquiva, por revisar un texto digital cuando no hay donde imprimir, por poner la espalda cuando nos equivocamos, y por todos aquellos que creen en sus páginas, aunque este no sea un aniversario redondo, cuando Guerrillero llega a la madura edad de 54 años, también celebra.