Cuando en la numerosa familia de Teresa Martínez Álvarez se habla de algún tema relacionado con la historia, siempre hay alguien que advierte: “Cuidado, que ahí está Tere, y ella sabe mucho de historia”.
Los conocimientos adquiridos durante unos 45 años de labor ininterrumpida como museóloga constituyen motivo de orgullo para los suyos, también, para los colegas del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, quienes le han entregado el reconocimiento Museóloga del año, en ocasión de celebrarse el día internacional de los museos.
Le pregunto por su sentir al respecto, y las lágrimas que asoman a sus ojos no le permiten hablar. Prefiere, entonces, contarme de sus orígenes en el municipio de Guane, donde recibió la propuesta de trabajar como técnica de museología en el museo local, cuando recién se había graduado de Zootecnia.
Dice que fue su padre quien más le alentó a aceptar el desafío. A la vuelta de tantos años, sus palabras de admiración por la especialidad aseveran que tomó la decisión correcta.
“Trabajar dentro de un museo ha sido mi vida, mi luz, mi mundo… Tengo momentos que me siento mal, pero cuando llego al museo, me llega una energía, una cosa bonita”, confiesa.
Su trayectoria laboral ha estado marcada por un afán de superación constante, desde los estudios en la Escuela de Museología de la provincia en los años 1980 hasta la maestría en Antropología que actualmente cursa.
Tras varios años consagrados al accionar del museo municipal de Guane, y luego al museo memorial 13 de Marzo, de la capital pinareña, Teresa es actualmente la directora del “Antonio Guiteras Holmes”, que rinde culto a una de las personalidades más admiradas en la historia nacional.
Le escucho hablar con elocuencia de las muchas virtudes que poseía aquel líder revolucionario, asesinado en mayo de 1935. En esa fecha, apenas rozaba la treintena de edad y ya había obrado lo suficiente como para ser llamado uno de los políticos más preclaros de su época.
“Guiteras fue un hombre grande, nunca tuvo compromiso con Batista ni con los norteamericanos. Guiteras fue, a pesar de que no nació en Cuba, un verdadero hijo de Cuba”, afirma.
Junto al equipo de trabajo que lidera, esta mujer tiene la responsabilidad de preservar más de 200 piezas de carácter excepcional, relacionadas con la vida y obra de Guiteras, en la casona donde viviera su familia durante unos 15 años. Es esta la única institución dedicada al mártir en el país.
“Soy muy batalladora, porque me gusta mantener el museo abierto, limpio, que todo esté bien conservado, y que los visitantes se lleven una buena impresión de nuestro trabajo.
“Aquí tenemos un vínculo muy bonito con los niños de las escuelas cercanas y trabajamos el tema de la educación patrimonial, porque nosotros debemos de inculcar ese sentido de pertenencia, hacer trabajo comunitario, participativo… Si tú no conoces el patrimonio, no lo puedes preservar, y si no lo conservas peligra nuestra identidad, nuestro terruño, y a la vez, la Patria grande”, asegura.
Al sentirla ya más relajada en la conversación, retomo aquella pregunta que dejamos pendiente: Bueno, entonces, el reconocimiento ¿qué significa para usted?
“El reconocimiento me alegra mucho, pero a la vez me da sentimiento, porque quisiera haber tenido a los míos cerquita en el momento de recibirlo, pero estoy muy contenta y agradecida de que me lo hayan otorgado, y mis compañeros pueden contar conmigo mientras me queden fuerzas”, contestó.